INTERCULTURALIDAD, CONOCIMIENTO Y
CIENCIAS SOCIALES.
José Luis Grosso PhD
Instituto de Educación y Pedagogía
Universidad del Valle
jolugros@univalle.edu.co
“La memoria histórica de la humanidad está repleta de signos ideológicos muertos
incapaces de ser arena de confrontación de acentos sociales vivientes.
Sin embargo, gracias a que el filólogo y el historiador (“genealógicos”)
los siguen recordando, estos signos conservan
todavía los últimos vestigios de vida”.
Valentin Voloshinov (Mijail Bajtin) Marxismo y filosofía del lenguaje. Los principales
problemas del método sociológico en la ciencia del lenguaje. (1929) Alianza, Madrid 1992: 49.
El conocimiento es el campo más desconocido y bloqueado de la colonialidad intercultural que pesa en nuestras relaciones sociales, en la que somos socializados imperceptiblemente y que habitamos en el cotidiano.
Interculturalidad
Necesitamos unas ciencias sociales que se internen en la indagación de pliegues, negaciones, borramientos, hundimientos, invisibilizaciones, silenciamientos…
Las formaciones hegemónicas colonial y nacional y sus discursos logocéntricos, en América Latina, han hundido en los cuerpos, pliegue sobre pliegue, identidades hechas en la descalificación, estratificación, borramiento y negación. Los entramados interculturales construidos en esta tortuosidad histórica no pueden ser descriptos desde una posición objetivista, dibujando los mapas y otras configuraciones icónicas del conocimiento objetivo (y ése es el límite paradójico de la objetivación reflexiva y crítica del socioanálisis de Pierre Bourdieu; De Certeau 2000, Cap. IV; Bourdieu 2001b), sino al precio de aplanar en el estilo esa topografía social y de suspender la gestión del sentido de los actores sociales en sus luchas para entregársela al optimismo ilustrado del científico social. El discurso de los cuerpos [1] puede ser abordado en toda su densidad barroca y conflictividad histórico-política si se reconoce como lugar de producción de la práctica científica esa trama social de silencios, denegaciones y subalternaciones que nos constituye, de la que la misma ciencia social hace parte y que se manifiesta en “luchas culturales”, “polémicas ocultas”, “pluriacentuaciones” y “luchas simbólicas”, latentes en las formaciones de “violencia simbólica” en que vivimos (Gramsci 1986; 1998; Voloshinov (Bajtin) 1992; Bourdieu 1998; 1991; 2001a; 1995; 1997; Bourdieu y Passeron 1995; Bourdieu y Wacquant 1995; Wacquant 2005), sedimentación en las prácticas de categorías étnicas y maneras de hacer diferenciadas y estratificadas, y en las torsiones de estilo populares tales como la burla (Bajtin 1990; Grosso 2004; 2005c), el sarcasmo (Gramsci 1986; 1977; 1998; 1972; 1967; Fernández Buey 2001), la inmersión ritual (Kusch 1986b; 1975; 1976; 1987; Grosso 1994; 1999; 2006e; 2006f) y la política del “débil” (Turner 1970; 1974; De Certeau 2000; Canal Feijóo 1950), por nombrar las semiopraxis retórico-políticas (Vico 1978; Grosso 2006e; 2006f) más comunes. En nuestros contextos sociales, las diferencias no son sólo las puestas a la vista, claramente inferiorizadas o excluidas: hay también, y sobre todo, invisibilización, acallamiento, auto-censura, auto-negación, denegación, desconocimiento, dramática nocturna de las voces en los cuerpos (Grosso 1994; 1999; 2003; 2004; 2005a; 2005b; 2005c; 2006a; 2006b; 2006c; 2006d; 2006e; 2006f; Kusch 1983; 1986a; 1986b; 1976; 1978; Cullen 1986; de Friedemann 1984; Bartolomé 1996; Martín Barbero 1998; Segato 1991; Wade 1997; Derrida 1997a; 1997b; Spivak 1976; 1988; 1996; Guha 2002).
Conocimiento
Necesitamos unas ciencias sociales que se internen en el des-conocimiento que pesa sobre la colonialidad del saber (Quijano 1999; Coronil 2000), sobre el distanciamiento de la propia experiencia y sobre el olvido de las pequeñas historias.
La “sociedad del des-conocimiento” que somos (que no debe confundirse con índices de escolaridad o de analfabetismo; antes bien se trata de un fenómeno más generalizado: desconocimiento de la diversidad cultural y de la compleja trama de relaciones interculturales que nos constituyen, desconocimiento de cuánto pesan sobre nuestras diferencias las desigualdades, desconocimiento de las estratificaciones al interior de la interculturalidad dominante: interculturalidades en la interculturalidad) está ausente de los grandes discursos tecnocráticos de moda: “sociedad del conocimiento”, “economía del conocimiento”, “gestión del conocimiento” (Grosso 2006a), como así también en los efectos de estos discursos en la política de gobierno que pretende animar una “revolución” hacia una mayor “calidad de la educación”. Este desconocimiento amenaza con volverse totalmente imperceptible, convirtiendo su remoción en un esfuerzo innecesario y artificioso, siendo en cambio simplemente sustituido y otra vez sepultado a fuerza de un nuevo “conocimiento” de libre curso en el viejo canal de la colonización. Este “conocimiento” ya no es el tradicional conocimiento letrado de la Modernidad, sino el pragmatismo administrativo de la globalización, pero es otra vez todo el “conocimiento”, con una nueva fuerza de ocultación y de totalización hegemónica. [2]
Como lo expresan Orlando Fals-Borda y Luis Eduardo Mora-Osejo en un reciente manifiesto para “superar el eurocentrismo”:
“en un mundo económicamente globalizado, cada día se tornará, en sociedades como la nuestra, más y más imperceptible el papel decisivo que corresponde al conocimiento sobre nuestras realidades para el logro de los objetivos expuestos. La ignorancia sobre nosotros mismos, sobre nuestro origen, nuestro devenir histórico, nuestra geografía, nuestros recursos naturales, entre otros; más pronto que tarde nos llevará a convertirnos en el gran mercado de los productos y tecnologías de los países poderosos y, sin que nos lo propongamos, en promotores de la economía del consumo” (Fals-Borda y Mora-Osejo 2002: 9).
Claro que este conocimiento necesario no debe quedar en la exterioridad objetiva, reforzando con nuevos contenidos la ideología de la ciencia y acumulando poder dominante donde pretendía removerlo. El desconocimiento está asentado en el nivel más primario e “inferior” de nuestra vida cotidiana, y desde allí se filtra hacia las formas más “elevadas” de conocimiento; de igual modo, en un refuerzo dialéctico, estas formas “elevadas” de conocimiento presionan sobre nuestro gran desconocimiento social. En términos más generales, Peter Berger y Thomas Luckmann señalaban:
“el conocimiento teórico es sólo una parte pequeña, y en modo alguno la más importante, de lo que una sociedad toma por conocimiento. … El conocimiento primario con respecto al orden institucional se sitúa en el plano pre-teórico: es la suma total de lo que ‘todos saben’ sobre un mundo social, un conjunto de máximas, moralejas, granitos de sabiduría proverbial, valores y creencias, mitos, etc. … A nivel pre-teórico, toda institución posee un cuerpo de conocimiento de receta transmitido, o sea, un conocimiento que provee las reglas de comportamiento institucionalmente apropiadas. … dicho conocimiento se objetiva socialmente como tal, o sea, como un cuerpo de verdades válidas en general acerca de la realidad” y conforma un “status cognoscitivo inferior” (Berger y Luckmann 1997: 88-89).
El desconocimiento social sedimentado a nivel del “conocimiento inferior” se agudiza en la distancia y el olvido que reinan en el “conocimiento superior” y su dialéctico poder de invisibilización y acallamiento. De este modo, el conocimiento se nos transforma en performativos de imposiciones impunes, que dicen y hacen sin resistencias, bajo las más irreconocibles y aparentemente inocuas fuerzas institucionales. Incluso estas evidencias culturales incuestionadas se nos filtran en la tarea aparentemente más crítica de las ciencias sociales, en los repliegues del lenguaje crítico mismo. Por eso, los científicos sociales no somos, en cuanto agentes de la tradición científica, ninguna garantía para el conocimiento intercultural.
En nuestras prácticas cotidianas afloran los desajustes y “anomalías” interculturales que rompen la serena estabilidad del paradigma monocultural dominante. Los desajustes y “anomalías” interculturales, giros del “lenguaje” social, son puestos bajo control al reconocerlos, formalizarlos, explicarlos e integrarlos; como si se tratara del vergonzante paisaje nocturno de nuestras sociedades, que va siendo cubierto en el transcurso del día con el metafórico y eufemístico mapa griego de la episteme y de la pólis. Por eso tampoco los filósofos, en cuanto agentes de ese “mito de origen” colonial, somos garantía para el conocimiento intercultural. Sombras de cuerpos, rumor de voces, los unos sobre los otros, ése es el mapa intercultural del (des)conocimiento que habitamos.
Se trata de renovar y fortalecer la lucha de otras maneras de conocer (y de vivir) con la forma de conocimiento dominante. Volver a esa lucha en nosotros, científicos sociales, la que ha tenido lugar en nuestro proceso de formación y la que tiene lugar en el proceso de quienes formamos: en contravía de la unidireccionalidad de la profesionalización.
Ciencias Sociales
Necesitamos unas ciencias sociales que se internen en la relación asimétrica y conflictiva de la abigarrada y accidentada “hermenéutica doble” (Giddens 1995; 1997; Grosso 2004; 2006e; 2006f) socialmente orientada, en nuestros contextos interculturales poscoloniales. [3]
La trampa que nos tiende la posición “objetivista” y que reproduce la ingenuidad de la posición “subjetivista”: la fijación, expropiación, abstracción e invisibilización de las relaciones sociales. En las relaciones está la cuestión crítica: unas ciencias sociales implicadas en la praxis crítica en medio de las relaciones sociales. Estos son los límites colonizantes del “humanismo” subjetivista, con su retórica arcaizante de la “tradición”, constituida durante la hegemonía letrada clásica (clerical, renacentista e ilustrada). Volver sobre la invisibilidad del discurso, del estilo, de las maneras culturales de conocer.
Potenciar la política epistémica del socioanálisis, la deconstrucción y la geocultura, entre otras posiciones, nuestros usos y reapropiaciones locales en las políticas del conocimiento. Se trata de no repetir y de no quedarse en sólo interpretar.
Ò La potencia en estos contextos de los conceptos bourdieuanos de “violencia simbólica” y de “luchas simbólicas”. [4]
Ò La potencia en estos contextos de las derivas y diferencias deconstructivas (Derrida).
Ò La potencia en estos contextos de la posición “geocultural” y la “ontografía del discurso” (Kusch).
Ò La vigencia crítica del concepto de lo “popular”, la movilización histórica del concepto de lo “intercultural” y la política epistémica del concepto de lo “poscolonial”.
BIBLIOGRAFÍA
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CIENCIAS SOCIALES.
José Luis Grosso PhD
Instituto de Educación y Pedagogía
Universidad del Valle
jolugros@univalle.edu.co
“La memoria histórica de la humanidad está repleta de signos ideológicos muertos
incapaces de ser arena de confrontación de acentos sociales vivientes.
Sin embargo, gracias a que el filólogo y el historiador (“genealógicos”)
los siguen recordando, estos signos conservan
todavía los últimos vestigios de vida”.
Valentin Voloshinov (Mijail Bajtin) Marxismo y filosofía del lenguaje. Los principales
problemas del método sociológico en la ciencia del lenguaje. (1929) Alianza, Madrid 1992: 49.
El conocimiento es el campo más desconocido y bloqueado de la colonialidad intercultural que pesa en nuestras relaciones sociales, en la que somos socializados imperceptiblemente y que habitamos en el cotidiano.
Interculturalidad
Necesitamos unas ciencias sociales que se internen en la indagación de pliegues, negaciones, borramientos, hundimientos, invisibilizaciones, silenciamientos…
Las formaciones hegemónicas colonial y nacional y sus discursos logocéntricos, en América Latina, han hundido en los cuerpos, pliegue sobre pliegue, identidades hechas en la descalificación, estratificación, borramiento y negación. Los entramados interculturales construidos en esta tortuosidad histórica no pueden ser descriptos desde una posición objetivista, dibujando los mapas y otras configuraciones icónicas del conocimiento objetivo (y ése es el límite paradójico de la objetivación reflexiva y crítica del socioanálisis de Pierre Bourdieu; De Certeau 2000, Cap. IV; Bourdieu 2001b), sino al precio de aplanar en el estilo esa topografía social y de suspender la gestión del sentido de los actores sociales en sus luchas para entregársela al optimismo ilustrado del científico social. El discurso de los cuerpos [1] puede ser abordado en toda su densidad barroca y conflictividad histórico-política si se reconoce como lugar de producción de la práctica científica esa trama social de silencios, denegaciones y subalternaciones que nos constituye, de la que la misma ciencia social hace parte y que se manifiesta en “luchas culturales”, “polémicas ocultas”, “pluriacentuaciones” y “luchas simbólicas”, latentes en las formaciones de “violencia simbólica” en que vivimos (Gramsci 1986; 1998; Voloshinov (Bajtin) 1992; Bourdieu 1998; 1991; 2001a; 1995; 1997; Bourdieu y Passeron 1995; Bourdieu y Wacquant 1995; Wacquant 2005), sedimentación en las prácticas de categorías étnicas y maneras de hacer diferenciadas y estratificadas, y en las torsiones de estilo populares tales como la burla (Bajtin 1990; Grosso 2004; 2005c), el sarcasmo (Gramsci 1986; 1977; 1998; 1972; 1967; Fernández Buey 2001), la inmersión ritual (Kusch 1986b; 1975; 1976; 1987; Grosso 1994; 1999; 2006e; 2006f) y la política del “débil” (Turner 1970; 1974; De Certeau 2000; Canal Feijóo 1950), por nombrar las semiopraxis retórico-políticas (Vico 1978; Grosso 2006e; 2006f) más comunes. En nuestros contextos sociales, las diferencias no son sólo las puestas a la vista, claramente inferiorizadas o excluidas: hay también, y sobre todo, invisibilización, acallamiento, auto-censura, auto-negación, denegación, desconocimiento, dramática nocturna de las voces en los cuerpos (Grosso 1994; 1999; 2003; 2004; 2005a; 2005b; 2005c; 2006a; 2006b; 2006c; 2006d; 2006e; 2006f; Kusch 1983; 1986a; 1986b; 1976; 1978; Cullen 1986; de Friedemann 1984; Bartolomé 1996; Martín Barbero 1998; Segato 1991; Wade 1997; Derrida 1997a; 1997b; Spivak 1976; 1988; 1996; Guha 2002).
Conocimiento
Necesitamos unas ciencias sociales que se internen en el des-conocimiento que pesa sobre la colonialidad del saber (Quijano 1999; Coronil 2000), sobre el distanciamiento de la propia experiencia y sobre el olvido de las pequeñas historias.
La “sociedad del des-conocimiento” que somos (que no debe confundirse con índices de escolaridad o de analfabetismo; antes bien se trata de un fenómeno más generalizado: desconocimiento de la diversidad cultural y de la compleja trama de relaciones interculturales que nos constituyen, desconocimiento de cuánto pesan sobre nuestras diferencias las desigualdades, desconocimiento de las estratificaciones al interior de la interculturalidad dominante: interculturalidades en la interculturalidad) está ausente de los grandes discursos tecnocráticos de moda: “sociedad del conocimiento”, “economía del conocimiento”, “gestión del conocimiento” (Grosso 2006a), como así también en los efectos de estos discursos en la política de gobierno que pretende animar una “revolución” hacia una mayor “calidad de la educación”. Este desconocimiento amenaza con volverse totalmente imperceptible, convirtiendo su remoción en un esfuerzo innecesario y artificioso, siendo en cambio simplemente sustituido y otra vez sepultado a fuerza de un nuevo “conocimiento” de libre curso en el viejo canal de la colonización. Este “conocimiento” ya no es el tradicional conocimiento letrado de la Modernidad, sino el pragmatismo administrativo de la globalización, pero es otra vez todo el “conocimiento”, con una nueva fuerza de ocultación y de totalización hegemónica. [2]
Como lo expresan Orlando Fals-Borda y Luis Eduardo Mora-Osejo en un reciente manifiesto para “superar el eurocentrismo”:
“en un mundo económicamente globalizado, cada día se tornará, en sociedades como la nuestra, más y más imperceptible el papel decisivo que corresponde al conocimiento sobre nuestras realidades para el logro de los objetivos expuestos. La ignorancia sobre nosotros mismos, sobre nuestro origen, nuestro devenir histórico, nuestra geografía, nuestros recursos naturales, entre otros; más pronto que tarde nos llevará a convertirnos en el gran mercado de los productos y tecnologías de los países poderosos y, sin que nos lo propongamos, en promotores de la economía del consumo” (Fals-Borda y Mora-Osejo 2002: 9).
Claro que este conocimiento necesario no debe quedar en la exterioridad objetiva, reforzando con nuevos contenidos la ideología de la ciencia y acumulando poder dominante donde pretendía removerlo. El desconocimiento está asentado en el nivel más primario e “inferior” de nuestra vida cotidiana, y desde allí se filtra hacia las formas más “elevadas” de conocimiento; de igual modo, en un refuerzo dialéctico, estas formas “elevadas” de conocimiento presionan sobre nuestro gran desconocimiento social. En términos más generales, Peter Berger y Thomas Luckmann señalaban:
“el conocimiento teórico es sólo una parte pequeña, y en modo alguno la más importante, de lo que una sociedad toma por conocimiento. … El conocimiento primario con respecto al orden institucional se sitúa en el plano pre-teórico: es la suma total de lo que ‘todos saben’ sobre un mundo social, un conjunto de máximas, moralejas, granitos de sabiduría proverbial, valores y creencias, mitos, etc. … A nivel pre-teórico, toda institución posee un cuerpo de conocimiento de receta transmitido, o sea, un conocimiento que provee las reglas de comportamiento institucionalmente apropiadas. … dicho conocimiento se objetiva socialmente como tal, o sea, como un cuerpo de verdades válidas en general acerca de la realidad” y conforma un “status cognoscitivo inferior” (Berger y Luckmann 1997: 88-89).
El desconocimiento social sedimentado a nivel del “conocimiento inferior” se agudiza en la distancia y el olvido que reinan en el “conocimiento superior” y su dialéctico poder de invisibilización y acallamiento. De este modo, el conocimiento se nos transforma en performativos de imposiciones impunes, que dicen y hacen sin resistencias, bajo las más irreconocibles y aparentemente inocuas fuerzas institucionales. Incluso estas evidencias culturales incuestionadas se nos filtran en la tarea aparentemente más crítica de las ciencias sociales, en los repliegues del lenguaje crítico mismo. Por eso, los científicos sociales no somos, en cuanto agentes de la tradición científica, ninguna garantía para el conocimiento intercultural.
En nuestras prácticas cotidianas afloran los desajustes y “anomalías” interculturales que rompen la serena estabilidad del paradigma monocultural dominante. Los desajustes y “anomalías” interculturales, giros del “lenguaje” social, son puestos bajo control al reconocerlos, formalizarlos, explicarlos e integrarlos; como si se tratara del vergonzante paisaje nocturno de nuestras sociedades, que va siendo cubierto en el transcurso del día con el metafórico y eufemístico mapa griego de la episteme y de la pólis. Por eso tampoco los filósofos, en cuanto agentes de ese “mito de origen” colonial, somos garantía para el conocimiento intercultural. Sombras de cuerpos, rumor de voces, los unos sobre los otros, ése es el mapa intercultural del (des)conocimiento que habitamos.
Se trata de renovar y fortalecer la lucha de otras maneras de conocer (y de vivir) con la forma de conocimiento dominante. Volver a esa lucha en nosotros, científicos sociales, la que ha tenido lugar en nuestro proceso de formación y la que tiene lugar en el proceso de quienes formamos: en contravía de la unidireccionalidad de la profesionalización.
Ciencias Sociales
Necesitamos unas ciencias sociales que se internen en la relación asimétrica y conflictiva de la abigarrada y accidentada “hermenéutica doble” (Giddens 1995; 1997; Grosso 2004; 2006e; 2006f) socialmente orientada, en nuestros contextos interculturales poscoloniales. [3]
La trampa que nos tiende la posición “objetivista” y que reproduce la ingenuidad de la posición “subjetivista”: la fijación, expropiación, abstracción e invisibilización de las relaciones sociales. En las relaciones está la cuestión crítica: unas ciencias sociales implicadas en la praxis crítica en medio de las relaciones sociales. Estos son los límites colonizantes del “humanismo” subjetivista, con su retórica arcaizante de la “tradición”, constituida durante la hegemonía letrada clásica (clerical, renacentista e ilustrada). Volver sobre la invisibilidad del discurso, del estilo, de las maneras culturales de conocer.
Potenciar la política epistémica del socioanálisis, la deconstrucción y la geocultura, entre otras posiciones, nuestros usos y reapropiaciones locales en las políticas del conocimiento. Se trata de no repetir y de no quedarse en sólo interpretar.
Ò La potencia en estos contextos de los conceptos bourdieuanos de “violencia simbólica” y de “luchas simbólicas”. [4]
Ò La potencia en estos contextos de las derivas y diferencias deconstructivas (Derrida).
Ò La potencia en estos contextos de la posición “geocultural” y la “ontografía del discurso” (Kusch).
Ò La vigencia crítica del concepto de lo “popular”, la movilización histórica del concepto de lo “intercultural” y la política epistémica del concepto de lo “poscolonial”.
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CITAS AL PIE
[1] Distinto del “discurso sobre el cuerpo”, que es el más generalizado en la descripción etnográfica y en las ciencias sociales, donde el cuerpo es objeto pasivo del cual se habla, al cual se diagrama, fotografía, filma … en el que se ha extendido largamente el estructuralismo, sometiéndolo a categorías universales, ejerciendo la traducción permanente al lógos occidental, con el propósito de traerlo a la claridad del conocimiento objetivo, desposeyéndolo así de su discursividad social propia, desconociendo la diferencia cultural que lo constituye y apartando las fuerzas sociales que lo habitan. “Discurso sobre el cuerpo” y “discurso de los cuerpos” no se oponen en abstracto, sino en la autocomprensión crítica en que las ciencias sociales (en especial, la crítica antropológica de la etnografía) se han puesto en curso en las dos últimas décadas, cuestionando la posición del investigador respecto de los actores sociales y la relación que establece con ellos a través de la producción de conocimiento, de autoridad y de poder. (Ver Grosso 2005) El habitus científico del investigador, formado en el “discurso sobre el cuerpo”, es sometido a una crítica intercultural y poscolonial hacia un campo de acción en el que se abre camino el “discurso de los cuerpos”: el “discurso de los cuerpos” opera la deconstrucción del “discurso sobre el cuerpo”.
[2] Se evidencia en ese reflujo discursivo la amplia efectividad de impacto de la ideología: “La lección fundamental de la dialéctica de la ideología (su reverso, su camino de regreso sobre la materialidad de las relaciones, su efecto revertido) es que las apariencias efectivamente cuentan” (Zizek 1998: 182).
[3] Se habla de contextos “interculturales poscoloniales” para referirse a aquellos en los que se ha pasado por la experiencia colonial europea, experiencia colonial inédita en la historia planetaria por sus alcances mundiales y por generar un solapamiento entre occidentalización/universalidad. La hegemonía eurocéntrica no fue radicalmente alterada, a pesar del cambio de status en lo político, al declararse las independencias nacionales y organizarse Estados-Naciones en las recientes colonias; y se oculta y afianza aún más en la hegemonía globocéntrica actual. Debido a este efectivo velo hegemónico, interculturalidad nombra el oscuro trabajo de las diferencias antes que el collage híbrido, la feria de colores y el paneo objetivante en los que se recrea el “multi-culturalismo”. Propongo un concepto de “interculturalidad” que reconozca las diferencias entramadas en las relaciones de significación y poder (como una ambivalencia irreductible), más acá de todo sueño de igualdad democrática o de totalidad autónoma de lo “propio”.
[4] Como señalaba Pierre Bourdieu en una de las primeras enunciaciones de este concepto: “Todo poder de violencia simbólica, o sea, todo poder que logra imponer significaciones e imponerlas como legítimas, disimulando las relaciones de fuerza en que se funda su propia fuerza, añade su fuerza propia, es decir, propiamente simbólica, a esas relaciones de fuerza” (Bourdieu y Passeron 1995a: 44).
PONENCIAS ESTUDIANTILES
¡NUEVAS FORMAS DEL PROCESO ENSEÑANZA-APRENDIZAJE EN LAS UNIVERSIDADES PÚBLICAS!
POR: JHON JAIRO DIAZ CARPIO
ALTERNATIVAS PEDAGOGICAS EN LAS UNIVERSIDADES PÚBLICAS.
El cambio metodológico y pedagógico en la ruta de la educación superior de acuerdo a las necesidades y consideraciones establecidas por el gobierno, Los procesos de desarrollo social, los cambios metodológicos, y los nuevos estándares de calidad, son algunos de los factores que hoy ameritan un estudio profundo y sistemático que permita lograr mejores alternativas que arrojen cambio y convivencia social. La consecuencia de no realizar serias investigaciones y nuevos estudios en éstos procesos y cambios, ha dejado como producto dificultades en la aplicación de nuevos sistemas pedagógicos donde se quiere dejar de lado las enseñanzas de forma magistral, y aplicar métodos donde el estudiante cumpla un papel activo, como en los es el sistema de créditos educativos.
Como fuentes de este problema, actúan elementos cómo la superposición de nuevos sistemas sin realizar procesos de capacitación pedagógica de manera anticipada a los encargados de suministrar el conocimiento, y a los receptores del mismo para así descartar cualquier tipo de incompatibilidad en proceso enseñanza-aprendizaje, que solo origina problemas de carácter epistemológico y de formación del conocimiento en forma integral.
Otro de los problemas que se le suma a estos procesos es la mala aplicación práctica, en el desarrollo del lapso, enseñanza-aprendizaje, lo que produce inconformidad por parte del educando y consecuentemente dificultades de tipo pedagógico, incluso de tipo social.
Es por esto, que la aplicación de nuevos sistemas pedagógicos en la educación superior Colombiana, involucra factores que deben observarse para tener consecuencias como las que hoy atraviesa un sin numero de universidades públicas, las cuales están a tiempo para replantear sus sistemas y adecuarlos metodológicamente, para un mejor desempeño en las condiciones mínimas de calidad.
Para la solución de este inminente problema, planteamos soluciones como: la implementación de métodos acordes con el sistema de unidad de créditos y con las exigencias de calidad; El proceso metodológico debe proyectarse atendiendo a los parámetros de un mejor desarrollo, que debe estar encaminado a lograr una elevación sustancial de la calidad de la enseñanza en los diferentes tipos; deben realizarse capacitaciones periódicas, sobre la adecuada aplicación de los nuevos sistemas aplicados; debe realizarse un replanteamiento metodológico del proceso enseñanza-aprendizaje.
Decreto 2566 de Septiembre 10 de 2003.
Por el cual se establecen las condiciones mínimas de calidad y demás requisitos para el ofrecimiento y desarrollo de programas académicos de educación superior.
El decreto expedido en el año 2003, en el cual establece a las universidades públicas unas condiciones mínimas de calidad, condiciones están que se convierten en el criterio evaluador a la hora de proporcionarles a estas el registro calificado, el cual las habilita para seguir ofreciendo determinados programas, crea un impacto pedagógico y social en la aplicación del mismo, toda vez que esta aplicación se efectúa de manera directa sin tomar en cuento los criterios auxiliares que son necesarios al momento de realizar cualquier cambio metodológico.
En este decreto se tiene en cuento aspectos tales como: Organización de las actividades de formación por créditos académicos, Proyección social, Políticas y estrategias de seguimiento a egresados, entre oros. Es por ello que las reglas de juego en materia de enseñanza-aprendizaje cambian, y se hace necesaria la implementación de mecanismos que armonicen una adecuación aproximada a los nuevos cambios demandados.
Organización de las actividades de formación por créditos académicos.
Éste tópico es uno de los puntos más neurálgicos, dentro de los nuevos parámetros de la educación, ya que no es sano definir los créditos académicos como una mera operación aritmética, sino que es tota una responsabilidad por parte de las universidades definir la forma, método y metodología que implica este sistema de créditos educativos. De acuerdo a dicho decreto un crédito equivale a una hora de clase presencial y dos horas de trabajo independiente, si aplicamos esto en estricto sentido trae como consecuencia dificultades en lo relativo al tiempo dedicado a la educación, toda vez que los educandos sino se les hace un seguimiento responsable ha ese trabajo independiente, pues sencillamente, no lo realizara, por lo cual podemos concluir sin necesidad de realizar muchas abstracciones mentales que se está perdiendo el trabajo más importante en este nuevo sistema y es el trabajo participativo de los estudiantes que finalmente es lo que busca este sistema.
Por otra parte, las consecuencias se extienden a lo docentes, que tradicionalmente han sido instructores de un método educativo magistral, pues este fue el que adquirieron, y si no se realiza una actualización metodológica, pues es apenas obvio, que se presentan incompatibilidades en el proceso de enseñanza.
Por último otro de los actores es la universidad, quien está en la obligación de utilizar los mecanismos adecuados para que el desarrollo de nuevos sistemas implementados por ellas arroje resultados satisfactorio, si bien es cierto las universidades son órganos autónomos, no es menos cierto que ellas deben implementar los mecanismos idóneos para que esta clase de procesos tenga un mejor desarrollo, además deben de prepararse metodológicamente cada vez que quieran implementare nuevos sistemas que impliquen nuevos sistemas pedagógicos.
Proyección social.
El Estado desde el punto de vista sociológico está llamado, a atender las diferentes necesidades sociales y además ser congruente con el desarrollo de la sociedad como tal; se dice que nuestro Estado es un estado social de derecho, lo que implica que los intereses particulares ceden ante los intereses generales, y además que es Estado debe satisfacer las necesidades básicas de sus habitantes; es por esto que las universidades públicas como entes universitarios autónomos hacen parte del Estado, y por ello también están llamados a al cumplimiento de estas necesidades sociales lo que implica necesariamente que deben cumplir una función social.
Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos que existe una gran falencia por parte de las universidades, en cuanto al cumplimiento de esta función social, las diferentes carreras no son conminadas por parte de las universidades a prestar este servicio, lo que deja como resultado que única y exclusivamente lo prestan con el fin de llenar un requisito curricular o de grado, es decir no existe promoción por parte de las universidades que busquen fomentar este fundamente de carácter constitucional.
Políticas y estrategias de seguimiento a egresados.
Los egresados de las universidades, son ni más ni menos el producto que se muestra a la comunidad, es el reflejo de las universidades el la sociedad, es por esto que deben existir políticas y planes que tengan como objetivo hacerle seguimiento a estos egresados; un seguimiento que no consiste en una mera vigilancia o en alguna especie de control, sino que se manifiesta en seguir fomentando un espíritu académico en estos egresados, es plantear estrategias que puedan ofrecerle a estos egresados mejores condiciones en el desarrollo de su profesión. Desafortunadamente las universidades públicas omiten dicho seguimiento y se olvidan por completo de los estudiantes que estuvieron en su seno y que aún llevan el nombre de la universidad, pareciera ser que esto fuera un cordón umbilical; es lamentable que los egresados no tengan una conciencia diferente sobre lo que la universidad donde egresaron representa para ellos, y esto es producto de la no existencias de programas de seguimiento a los egresados que cada vez son más en las universidades públicas de nuestra nación.
Como podemos notar, todos los factores mencionados anteriormente son elementos sustanciales de los nuevos sistemas de formación profesional en las universidades públicas, lo que implica que inevitablemente deben se observados y acatados para así mantener armonía con los diferentes cambios que deben asumir estos entes universitarios, de lo contrario es menester reflexionar y crear alternativas que puedan servir para construir un verdadero método pedagógico y estratégico para enfrentar los cambios que hasta el momento no se han asumido correctamente.
PEDAGOGIA PROFESIONAL UNIVERSITARIA.
La educación superior se ha caracterizado por nuevos cambios estructurales del sistema educativo y por un notable crecimiento de sus matrículas, lo que ha determinado la creación de un número considerable de sedes universitarias y micro universidades en los municipios para la formación profesional de los futuros profesionales, quienes deben ser formados de acuerdos a las necesidades sociales y a los cambios pedagógicos presentados. Los docentes de estos centros y sus claustros tienen que ser preparados teórica, práctica y metodológicamente, ellos necesitan y esperan experiencias pedagógicas de avanzada, soluciones derivadas de diagnósticos y experimentos que pueden servir de base para aplicaciones masivas en la práctica y para adaptaciones que eventualmente se tengan que efectuar.
El trabajo metodológico debe proyectarse atendiendo a estas características y su desarrollo debe estar encaminado a lograr una elevación sustancial de la calidad de la enseñanza en los diferentes tipos, para mejorar la preparación, tanto teórica como practicas de quienes se forman en esto s centros universitarios, por ello es necesario la preparación de un trabajo metodológico coherente, concebido y proyectado en función de las nuevas particularidades que demanda este tipo de educación.
La Pedagogía General ha aportado muchísimo a la formación de profesionales, sin embargo, ésta no brinda aun respuesta suficiente a los problemas de la Educación Superior Pedagógica en el contexto de la universalización. Ella no ha elaborado aun las bases teóricas para esta área de la educación, esto indica que la formación pedagógica, debe ser estudiada e implementada de manera responsable, ejerciendo los estudios e investigaciones pertinentes, para así lograr dar respuesta eficaz a los cambios que deban asumirse dentro del ámbito pedagógico.
Es necesario investigar las regularidades del proceso pedagógico profesional, descubrir la dinámica del mismo con las condiciones actuales y futuras y estudiar las formas y mecanismos apropiados para la implantación y utilización de esas regularidades.
De lo anterior podemos colegir, la necesidad que tienen las universidades públicas de implementar planes de formación pedagógica, que permitan solucionar desde el punto de vista pedagógico los problemas que en las líneas anteriores he presentado, que buscan la adaptación de manera adecuada a los nuevos sistemas, para lograr armonizar el proceso enseñanza-aprendizaje y así crear métodos conciliables de socialización.
ESTUDIO DE LA PEDAGOGIA UNIVERSITARIA.
“El fin de la educación no es hacer al hombre rudo, por el desdén o el acomodo imposible al país en que ha de vivir, sino prepararlo para vivir bueno y útil en él”José Martí
EL proceso educativo en las universidades es dirigido por un docente (tutor) designado a esos efectos, sin embargo, no todos los tutores influyen de igual manera sobre los estudiantes ya que hay conductas que desvían al alumno de su objetivo esencial y de su normal comportamiento. Desde diferentes ámbitos del conocimiento se viene hablando de la necesidad una Pedagogía para la formación de formadores que permita la preparación de un docente acorde a las exigencias de la sociedad, el profesor de la sede universitaria trabaja en función de formar la personalidad de un futuro docente, por tanto, no puede dejar de tener presente las influencias del tutor de la universidad, quien se convierte en un docente también para el alumno, por lo que resulta de obligatorio cumplimiento la inclusión del tutor en las actividades docentes y metodológicas que desarrolla, lo cual se logra a través del proceso pedagógico profesional.
El proceso pedagógico profesional es en este caso el proceso de educación que tiene lugar bajo las condiciones específicas de la sede universitaria, para la formación y superación de un profesor integral y competente.
El proceso pedagógico profesional puede definirse como el sistema de actividades académicas, laborales e investigativas que se llevan a cabo en la universidad pedagógica, para formar la personalidad del futuro profesional de la educación.
Dentro de la esfera específica de la formación de docentes actúan diferentes ciencias, junto a la Pedagogía se encuentran también la sociología y la psicología.
La Pedagogía Profesional, vista desde esta dimensión, tiene un objeto propio, no comprendido en el campo de otras ciencias, posee un método para abordar la investigación y realización de su objeto, y por último, es necesario organizar el resultado de sus investigaciones para constituir un sistema unitario de principios y relaciones de carácter general en la formación de docentes.
El proceso pedagógico profesional es el sistema de actividades docentes, extradocentes, laborales y de investigación que se llevan a cabo en la sede universitaria para formar la personalidad de los futuros profesionales de la educación y superar a los profesores y tutores.
Para que este sistema se ajuste en gran medida a los objetivos y tareas de la formación de docentes integrales, altamente calificados y competentes es necesario prever científicamente tanto el incremento de las exigencias que se plantearán a los profesores y tutores en relación con las exigencias sociales y el progreso científico – técnico, como también el desarrollo de la Pedagogía Profesional en este nuevo contexto.
Garantizar una adecuada concepción, organización e instrumentación del proceso pedagógico profesional requiere inevitablemente del accionar teórico, metodológico y científico de los docentes adjuntos, tutores, directivos y metodólogos que mediante la profundización en el estudio de regularidades, en la aplicación de métodos de enseñanza más efectivos, en la sistematización, la determinación y jerarquización de sus leyes, principios y categorías, en la generalización de las experiencias pedagógicas de avanzada puedan, partiendo de la práctica del propio proceso pedagógico profesional, trasladarse a dicha teoría y de ahí volver a la práctica para perfeccionarla, transformarla, y en consecuencia, lograr la excelencia educacional, o mejor expresado, la excelencia pedagógica profesional.
Como podemos notar el proceso pedagógico, es de vital importancia en el desarrollo de los entes universitario, de ahí que se debe contar con los mecanismos adecuados y coherentes para que el proceso de enseñaza se óptimo, así las cosas se puede expresar que existe una inminente necesidad de profesionalizar la educación mediante métodos pedagógicos cada vez más aproximados, que hagan del sistema una herramienta eficaz para transmitir el conocimiento. Pero es lamentable que en las universidades públicas no se realice de forma acentuada dicho proceso, y por consiguiente resulten cada vez más problemas que hasta el momento no tienden a resolverse.
PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA PEDAGOGIA UNIVERSITARIA.
Para la formulación de unas verdaderas propuestas que sirvan como horizonte para constituir mecanismos sólidos, que hagan del proceso enseñanza-aprendizaje un mecanismo cada vez más perfeccionado, logrado a partir de la participación de los actores involucrados en este, y además con la concurrencia de principios propio de la pedagogía universitaria, enmarcada en la especialización de los nuevos sistemas educativos que proyectas condiciones mínimas de calidad.
1) EDUCACIÓN PEDAGÓGICA:
La educación pedagógica especializada presupone un pleno desenvolvimiento del docente y su perfeccionamiento. La educación pedagógica debe preparar al profesor en formación, para participar en el proceso de perfeccionamiento de la universidad. Debe preparar al docente para la comprensión del ejercicio del trabajo metodológico, mediante el acceso al conocimiento científico, tecnológico, artístico, humanístico; en fin, acceso a la cultura.
La educación pedagógica busca también la unidad entre teoría y práctica, en la medida en que establece nuevas formas de relaciones sociales. Se aproxima así al mundo del trabajo metodológico, propiciando una comprensión de fundamentos científicos del proceso de enseñanza – aprendizaje, teniendo en cuenta la unidad de la teoría con la práctica en la enseñanza de cada disciplina.
Esta educación pedagógica, es de mucha relevancia, para coordinar los procesos donde existen dificultades practicas, las universidades públicas con los cambios sufridos en los métodos y mecanismos de educación no logran superar los problemas prácticos y sociales, debido a la no aplicación armoniosa de pedagogía universitaria, que le permita al docente o tutor materializar la parte teórica, y así crear nuevas formas en las relaciones sociales. De esta manera es posible que se propicie la comprensión de los fundamentos propios de cada disciplina.
Por otro lado, la sede universitaria no puede ser reducida únicamente a su plan de estudios, sino que es necesario realizar un diagnóstico previo de las características culturales del entorno que la rodea y de las peculiaridades más distintivas de los estudiantes y su seno familiar.
Por otro lado, la sede universitaria no puede ser reducida únicamente a su plan de estudios, sino que es necesario realizar un diagnóstico previo de las características culturales del entorno que la rodea y de las peculiaridades más distintivas de los estudiantes y su seno familiar.
2) EDUCACIÓN LABORAL.
La educación pedagógica busca también la unidad entre teoría y práctica, en la medida en que establece nuevas formas de relaciones sociales. Se aproxima así al mundo del trabajo metodológico, propiciando una comprensión de fundamentos científicos del proceso de enseñanza – aprendizaje, teniendo en cuenta la unidad de la teoría con la práctica en la enseñanza de cada disciplina.
Esta educación pedagógica, es de mucha relevancia, para coordinar los procesos donde existen dificultades practicas, las universidades públicas con los cambios sufridos en los métodos y mecanismos de educación no logran superar los problemas prácticos y sociales, debido a la no aplicación armoniosa de pedagogía universitaria, que le permita al docente o tutor materializar la parte teórica, y así crear nuevas formas en las relaciones sociales. De esta manera es posible que se propicie la comprensión de los fundamentos propios de cada disciplina.
Por otro lado, la sede universitaria no puede ser reducida únicamente a su plan de estudios, sino que es necesario realizar un diagnóstico previo de las características culturales del entorno que la rodea y de las peculiaridades más distintivas de los estudiantes y su seno familiar.
Por otro lado, la sede universitaria no puede ser reducida únicamente a su plan de estudios, sino que es necesario realizar un diagnóstico previo de las características culturales del entorno que la rodea y de las peculiaridades más distintivas de los estudiantes y su seno familiar.
2) EDUCACIÓN LABORAL.
La universidad se encarga de preparar al estudiante para continuar aprendiendo a través de la profundización y consolidación de los conocimientos adquiridos en los encuentros académicos recibidos en la sede universitaria. Esa formación debe ser respaldada por la adquisición de principios científicos y metodológicos, criterios básicos que rigen el trabajo metodológico. La universidad deberá también propiciar una formación que unifique el trabajo intelectual y trabajo instrumental. El proceso pedagógico profesional tiene lugar en el medio social de la sede universitaria, y abarca el taller docente, los laboratorios, las áreas de campo, además de los talleres y áreas docentes de trabajo.
El trabajo metodológico del profesor en formación, expresa el enfoque crítico del papel de la Pedagogía Profesional, se fundamenta en la unidad entre ciencia pedagógica, disciplina y proceso laboral en la universidad. Es esta reunificación el punto de partida para el planteamiento de una nueva propuesta político – pedagógica para la sede universitaria, ya que en el trabajo metodológico concreto toda actividad es teórica y práctica, es científica y pedagógica, es intelectual e instrumental. En este sentido, el trabajo metodológico es entendido en su concepción más amplia como cultura, como actividad reflexiva, como principio del proceso de transmisión – asimilación – producción del conocimiento científico y pedagógico. En fin, el trabajo metodológico es visto como la propia producción científica de la comunidad académica, como realidad compleja y contradictoria que forma parte de la vida de los docentes.
Teniendo en cuenta que el alumno también realiza trabajo metodológico, él desarrolla las capacidades de pensar, planificar, reflexionar y validar, en la medida que pensar y hacer son dimensiones inseparables del trabajo intelectual. En este sentido, tanto el profesor como el tutor deben crear su propia didáctica, su práctica de enseñanza profesional en situaciones didácticas específicas en consonancia con las especificidades de la disciplina que imparten en el contexto en que la universidad se desarrolla y considerando el entorno en el que está insertada.
De lo anterior es necesario destacar la función del docente en el proceso de continuación que debe trasmitirle a sus estudiantes para la profundización del conocimiento, de ahí que el docente debe ser preparado de acuerdo a las condiciones sociales del contexto donde se desarrolla el proceso de enseñanza para lograr los resultados esperados por la pedagogía profesional.
RELACIONES DE LA PEDAGOGÍA Y EL PROCESO DE ENSEÑANZA EN LAS UNIVERSIDADES PÚBLICAS.
El trabajo metodológico del profesor en formación, expresa el enfoque crítico del papel de la Pedagogía Profesional, se fundamenta en la unidad entre ciencia pedagógica, disciplina y proceso laboral en la universidad. Es esta reunificación el punto de partida para el planteamiento de una nueva propuesta político – pedagógica para la sede universitaria, ya que en el trabajo metodológico concreto toda actividad es teórica y práctica, es científica y pedagógica, es intelectual e instrumental. En este sentido, el trabajo metodológico es entendido en su concepción más amplia como cultura, como actividad reflexiva, como principio del proceso de transmisión – asimilación – producción del conocimiento científico y pedagógico. En fin, el trabajo metodológico es visto como la propia producción científica de la comunidad académica, como realidad compleja y contradictoria que forma parte de la vida de los docentes.
Teniendo en cuenta que el alumno también realiza trabajo metodológico, él desarrolla las capacidades de pensar, planificar, reflexionar y validar, en la medida que pensar y hacer son dimensiones inseparables del trabajo intelectual. En este sentido, tanto el profesor como el tutor deben crear su propia didáctica, su práctica de enseñanza profesional en situaciones didácticas específicas en consonancia con las especificidades de la disciplina que imparten en el contexto en que la universidad se desarrolla y considerando el entorno en el que está insertada.
De lo anterior es necesario destacar la función del docente en el proceso de continuación que debe trasmitirle a sus estudiantes para la profundización del conocimiento, de ahí que el docente debe ser preparado de acuerdo a las condiciones sociales del contexto donde se desarrolla el proceso de enseñanza para lograr los resultados esperados por la pedagogía profesional.
RELACIONES DE LA PEDAGOGÍA Y EL PROCESO DE ENSEÑANZA EN LAS UNIVERSIDADES PÚBLICAS.
El estudio de la metodología, tiene como fin especializar, al docente a que cumpla un papel integral dentro del proceso de enseñanza, que permitan formar un profesional apto en diversas dimensiones.
Una enseñanza profesionalizada posibilita al alumno la comprensión histórico – social de los fundamentos científicos y pedagógicos del contexto socio – político – económico y cultural. Lo que proporciona relaciones de avenencia entre los estudiantes fortaleciendo aun mas las relaciones sociales y asegurando una mejor adecuación a los nuevos sistemas educativos.
Así las cosas el docente y las universidades como responsable de la formación pedagógica de estos, deben proporcionar un conjunto de componentes interrelacionados, para que se logre un proceso dinámico y en constante movimiento. Por esto la tarea del docente es buscar la unidad de las siguientes esferas:
Una enseñanza profesionalizada posibilita al alumno la comprensión histórico – social de los fundamentos científicos y pedagógicos del contexto socio – político – económico y cultural. Lo que proporciona relaciones de avenencia entre los estudiantes fortaleciendo aun mas las relaciones sociales y asegurando una mejor adecuación a los nuevos sistemas educativos.
Así las cosas el docente y las universidades como responsable de la formación pedagógica de estos, deben proporcionar un conjunto de componentes interrelacionados, para que se logre un proceso dinámico y en constante movimiento. Por esto la tarea del docente es buscar la unidad de las siguientes esferas:
Educación superior pedagógica y sociedad.
Ciencia pedagógica y trabajo metodológico.
Docencia, trabajo metodológico e investigación
EDUCACIÓN SUPERIOR PEDAGÓGICA Y SOCIEDAD.
La Educación Superior Pedagógica y la Sociedad no pueden ser consideradas como realidades independientes, sino que la enseñanza universitaria en el contexto de su universalización debe ser vista como un fenómeno político, precisamente por traducir objetivos e intereses de grupos, social y económicamente diferentes.
Es por ello que el proceso de enseñanza debe estar supeditado a los cambios sociales, producidos constantemente lo cual implica que existe una relación innegable entre la educación superior pedagógica y la sociedad, esto implica que los docentes de los entes universitarios deben se formados para enfrentar los cambios que se produzcan el en sistema de enseñaza precisamente porque estos cambios traen consigo cambios sociales.
Podemos decir entonces que las uni9versidaes públicas deben implementar los mecanismos necesarios para fomentar investigaciones que llevan como fin especifico, la búsqueda metodológica para así enfrentar de manera eficaz los cambios sociales dentro del seno universitario.
Para la construcción de sociedad hay que construir a un docente con habilidades pedagógicas necesarias para que muestre un adecuado desempeño profesional, pero que adquiera además la capacidad de pensar según los requerimientos constantes de la sociedad.
Es por ello que el proceso de enseñanza debe estar supeditado a los cambios sociales, producidos constantemente lo cual implica que existe una relación innegable entre la educación superior pedagógica y la sociedad, esto implica que los docentes de los entes universitarios deben se formados para enfrentar los cambios que se produzcan el en sistema de enseñaza precisamente porque estos cambios traen consigo cambios sociales.
Podemos decir entonces que las uni9versidaes públicas deben implementar los mecanismos necesarios para fomentar investigaciones que llevan como fin especifico, la búsqueda metodológica para así enfrentar de manera eficaz los cambios sociales dentro del seno universitario.
Para la construcción de sociedad hay que construir a un docente con habilidades pedagógicas necesarias para que muestre un adecuado desempeño profesional, pero que adquiera además la capacidad de pensar según los requerimientos constantes de la sociedad.
CIENCIA PEDAGÓGICA Y TRABAJO METODOLÓGICO.
Por otra parte, la unidad entre ciencia pedagógica y trabajo metodológico establece nuevas formas de relación para exigir otra concepción de la Educación Superior Pedagógica en el contexto de su universalización: no ver la enseñanza superior como una transmisión de conocimientos pedagógicos, sino lograr instrumentalizar al alumno, y además que sea capaz de comprender críticamente la realidad social donde se inserta, posibilitando una actuación consciente sobre ella a través de su ejercicio profesional.
Esto por cuanto el trabajo metodológico y pedagógico tiene implicaciones de carácter económico, social, psicológico en inclusive moral. La implicación económica es evidente ya que hablamos de una producción de conocimientos, que posteriormente serán utilizados, en lo social ya que lleva un trabajo útil, solo aquel que no trabaja es de alguna manera menos útil para la comunidad; psicológico ya que en el campo metodológico de las enseñanza se crea la personalidad del educando y moral porque la exigencias derivadas de un trabajo metodológico ayudan a formar valores como la honestidad y la responsabilidad, que son condiciones formales de la conducta moral.
Esto por cuanto el trabajo metodológico y pedagógico tiene implicaciones de carácter económico, social, psicológico en inclusive moral. La implicación económica es evidente ya que hablamos de una producción de conocimientos, que posteriormente serán utilizados, en lo social ya que lleva un trabajo útil, solo aquel que no trabaja es de alguna manera menos útil para la comunidad; psicológico ya que en el campo metodológico de las enseñanza se crea la personalidad del educando y moral porque la exigencias derivadas de un trabajo metodológico ayudan a formar valores como la honestidad y la responsabilidad, que son condiciones formales de la conducta moral.
DOCENCIA, TRABAJO METODOLÓGICO E INVESTIGACIÓN.
De acuerdo a los nuevos rumbos de la educación superior en nuestra sociedad, podemos notar la presencia significativa del trabajo metodológico, en la parte investigativa, cada vez es son mas la exigencias de carácter investigativo, de grupos de investigación de proyectos investigativos de avanzada, es por ello que el docente debe manejar en lo referente a la parte investigativa, presupuestos pedagógicos que faciliten el trabajo investigativo, pues solo con una metodología definida es posible realizar un trabajo investigativo que arroje resultados óptimos.
ALTERNATIVAS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE MECANISMOS ADECUADOS A LOS NUEVOS SISTEMAS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR.
Utilización de nuevos métodos acordes con el nuevo sistema de unidad de créditos educativos.
Como lo vimos, el sistema de unidad de créditos, que reforma la aplicación metodología de la educación superior, demanda la utilización de métodos que involucren presupuestos pedagógicos y participativos, que produzcan alternativas par enfrentar los cambios producidos por los nuevos sistemas. Estos como la educación pedagógica a los docentes con respectos a estos nuevos sistemas que propenden a establecer condiciones mínimas de calidad, basados en los elementos estudiados y con un énfasis significativo en el trabajo investigativo.
Espacios de concertación entre alumnos y docentes sobre la mejoría del proceso educativo.
Como es sabido el trabajo metodológico implica de un formación social, que se proyecta a ámbitos económicos y psicológicos lo que manifiesta que además del trabajo metodológico se tenga que apelas a espacios abiertos donde los actores involucrados en el proceso enseñanza aprendizaje, expongan soluciones que contribuyan a mejorar los problemas que interfieren de acuerdo a los nuevos sistemas metodológicos. Estos espacios más que crear encuentros de disertación buscan la producción de verdaderas soluciones desde el punto de vista investigativo a los problemas metodológicos del proceso.
Implementación de estudios pedagógicos a los tutores sobre la aplicación del nuevo sistema.
Como lo hemos estudiado, la pedagogía universitaria debe realizar investigaciones que permitan acercar la teoría a lo procesos prácticos y sociales, así las cosas resulta relevante capacitar a lo encargados de transmitir el conocimiento con el fin de que cada vez este proceso sea mejor; toda vez que no debemos olvidar que la preparación del material humano debe ser cada ves mas congruente con las condiciones mínimas de calidad.
Replantear la metodología y desarrollo del sistema ayuda a la adecuación de los nuevos sistemas.
Las condiciones de la educación superior en nuestra sociedad, desde hace pocos años a sufrido cambios sustanciales en los proceso pedagógicos, lo que implica necesariamente que no se debe seguir con los mismos parámetros en la aplicación desconocimiento y la investigación, sin antes adecuarse a los nuevos sistemas, de lo contrario no lograremos reconciliar los problemas metodológicos producto de estos cambios. Ya que la pedagogía y la realidad social no son temas independientes sino que uno debe corresponder al otro.
Por ultimo, es dable afirmar que los diferentes problemas que enfrenta hoy la educación superior, se deben a la falta de adecuación pedagógica, para enfrentarlos; y a la luz de esto es necesario empezar a construir espacios sociales de reflexión del problema y comenzar a plantear mecanismos que contribuyan a solucionarlo.
Como lo vimos, el sistema de unidad de créditos, que reforma la aplicación metodología de la educación superior, demanda la utilización de métodos que involucren presupuestos pedagógicos y participativos, que produzcan alternativas par enfrentar los cambios producidos por los nuevos sistemas. Estos como la educación pedagógica a los docentes con respectos a estos nuevos sistemas que propenden a establecer condiciones mínimas de calidad, basados en los elementos estudiados y con un énfasis significativo en el trabajo investigativo.
Espacios de concertación entre alumnos y docentes sobre la mejoría del proceso educativo.
Como es sabido el trabajo metodológico implica de un formación social, que se proyecta a ámbitos económicos y psicológicos lo que manifiesta que además del trabajo metodológico se tenga que apelas a espacios abiertos donde los actores involucrados en el proceso enseñanza aprendizaje, expongan soluciones que contribuyan a mejorar los problemas que interfieren de acuerdo a los nuevos sistemas metodológicos. Estos espacios más que crear encuentros de disertación buscan la producción de verdaderas soluciones desde el punto de vista investigativo a los problemas metodológicos del proceso.
Implementación de estudios pedagógicos a los tutores sobre la aplicación del nuevo sistema.
Como lo hemos estudiado, la pedagogía universitaria debe realizar investigaciones que permitan acercar la teoría a lo procesos prácticos y sociales, así las cosas resulta relevante capacitar a lo encargados de transmitir el conocimiento con el fin de que cada vez este proceso sea mejor; toda vez que no debemos olvidar que la preparación del material humano debe ser cada ves mas congruente con las condiciones mínimas de calidad.
Replantear la metodología y desarrollo del sistema ayuda a la adecuación de los nuevos sistemas.
Las condiciones de la educación superior en nuestra sociedad, desde hace pocos años a sufrido cambios sustanciales en los proceso pedagógicos, lo que implica necesariamente que no se debe seguir con los mismos parámetros en la aplicación desconocimiento y la investigación, sin antes adecuarse a los nuevos sistemas, de lo contrario no lograremos reconciliar los problemas metodológicos producto de estos cambios. Ya que la pedagogía y la realidad social no son temas independientes sino que uno debe corresponder al otro.
Por ultimo, es dable afirmar que los diferentes problemas que enfrenta hoy la educación superior, se deben a la falta de adecuación pedagógica, para enfrentarlos; y a la luz de esto es necesario empezar a construir espacios sociales de reflexión del problema y comenzar a plantear mecanismos que contribuyan a solucionarlo.
1 comentario:
AMOS JUAN COMENIUS
PAULO FREIRE
PROFESOR EDUARDO MARCELO COCCA jpg
Titulo
El Profesor Universitario
Autor
Eduardo Marcelo Cocca
Resumen
Debemos tener en claro, si queremos una educación universitaria artesanal, amateur, o una educación en manos de verdaderos profesionales de hecho y de derecho, como corresponde y nos merecemos, y sobre todo en un país en serio, donde debe reinar por encima de todo el Estado de Derecho, al todos debemos propender para que su ejercicio, no sea una expresión de deseos, sino una realidad, a la que todos sin ninguna duda aspiramos.
Lo habitual, tanto en universidades publicas como privadas y con la anuencia de sus autoridades, los Profesores Universitarios, son solamente de hecho, detentan una carrera de grado y tanto ellos como las autoridades, consideran suficiente merito para habilitarlos como profesores, en abierta contradicción con las leyes que regulan el ejercicio de la profesión, L.E.S. Art.. 36, Código Penal, etc.
Palabras claves
Usurpación de Titulo, Profesor Universitario, Estado de Derecho
Fecha de envío
24/11/06
Fecha de recepción
24/11/06
Introducción
Desde un punto de vista estrictamente jurídico estamos frente a una flagrante violación de la ley, delitos penales incluidos, creo que no es necesario recordar que todo ciudadano tiene obligación de conocer la ley, ni que decir si se trata de letrados.
Desgraciada y alegremente tanto participes necesarios, como autoridades que nombran en estos puestos, están incursas en el delito, recordar el CP, cuando nos dice aquel que designe a alguien sin titulo suficiente, podemos cerrar los ojos o mirar para otro lado, tal como hemos hecho hasta ahora,pero después nonos quejemos de los resultados o busquemos chivos expiatorios en la escuela secundaria, cuando el verdadero problema, núcleo de esta cuestión es la universidad misma, que claro, manejada por amateurs y no verdaderos profesionales, titulados los resultados no pueden ser otros que los que se exhiben, lamentablemente.
Desarrollo
El Estado Nacional, a través del Ministerio de Educación otorga como corresponde, autorización a diferentes universidades publicas y privadas, el permiso para el post- grado de Profesor Universitario y posterior otorgamiento del titulo correspondiente, luego de cursada y aprobada la curricula especifica de la carrera.
Ahora bien, la gran mayoría de los profesionales que ejercen como docentes universitarios, salvo raras excepciones, carecen del titulo de Profesor Universitario.
El Profesor Universitario, cuando esta en clase frente al alumnado, no esta en calidad de abogado, juez, medico, ingeniero, etc., sino cumpliendo la función y desempeñando el rol de Profesor Universitario, y para lo cual y se cae de maduro que su carrera de grado no es suficiente para el ejercicio profesional como Profesor Universitario, tal como lo marca el sentido común y las regulaciones de las leyes.
Prima facie, estos profesionales, sin titulo de Profesor Universitario, estarían alcanzados por el Art.. 246.- inc.1.-Usurpación de Títulos.-del Código Penal, que dice:el que ejerciera o asumiere funciones publicas sin titulo.- Art., 247.- Según ley 24527.- Usurpación de Títulos,- Código Penal.- que dice: el que ejerciere actos propios de una profesión......, sin poseer titulo...... y luego dice: el que se arrogare grados académicos, títulos profesionales u honores que no le correspondieren.
La ley de Educación Superior N* 24521, Art.. 36, nos dice: los docentes de todas las categorías deberán poseer titulo universitario de igual o superior nivel a aquel en el cual ejercen la docencia.........,o sea que si ejercen como Profesor Universitario, tal como taxativamente lo marca la ley, deberán tener titulo de Profesor Universitario, además del titulo de la carrera de grado que lo habilita en la especialidad.
Las universidades otorgan el titulo de Profesor Titular, Asociado, Adjunto o Jefe de Trabajos Prácticos. Le recuerdo aunque parezca una verdad de Perogrullo, para acceder al titulo de Profesor Universitario, hay que cursar y aprobar una determinada curricula. La ley de Educación Superior, que la que norma, contiene y da marco legal a las universidades, ni aun en el párrafo referido a la autonomía universitaria, no dice en ninguna parte que estas puedan nombrar a cualquier profesional con titulo insuficiente como Profesor Universitario.
Desde el punto de vista del Derecho, supongamos que alguien que ejerce la profesión de Abogado, pero no sabe que es el Código Civil, ni quien fue Vélez Sarsfield, con toda seguridad ningún letrado aceptaría esta situación,sin embargo la mayoría de los Profesores Universitarios ( de hecho ), no saben quien fue Amos Comenius, ni que decir de su " Didáctica Magna ", o incluso mas en nuestros días, el colega Abogado y Pedagogo Paulo Freire, quizás el mas importante en la historia de la educación latinoamericana, con su celebre texto " La Pedagogía del Oprimido ".
El Profesor Universitario, tiene la obligación de conocer, perfecta y profundamente, las corrientes didácticas imperantes, para que de acuerdo con su leal saber y entender, y luego de todos los análisis pertinentes, se enrolaren en la corriente conductista, humanista, constructivista o mixta, o incluso alguna elaboración personal basada en conocimientos que los especialistas elaboraran día a día, para aquellos a los que de verdad nos importa la educación universitaria abrevemos.
Lo mismo sucede con cual es la metodología de enseñanza, que aplicaremos con el alumnado, será lineal, concéntrica o espiralada, el manejo de cualquiera de estas técnicas, debe ser algo tan habitual para el verdadero profesional, que cumple el rol de Profesor Universitario, como el hablar o escribir para cualquiera de nosotros.
Lo expuesto hasta aca, no llega a ser ni la punta del iceberg
Entonces señores de una vez `por todas a llegado el momento de ponernos los pantalones largos, y que asumamos como no puede ser de otra manera, que no se puede ejercer una profesión, ni ser un profesional de la misma sin titulo habilitarte.
Como colofón y para dejar palmariamente demostrado todo lo expuesto hasta aquí, digamos que todos los meses cobramos una limosna, a la que las universidades llaman sueldos, y las remuneraciones son en concepto de Profesor auxiliar, jtp, adjunto, asociado o titular, insisto a cualquiera de estas categorías llegaron por una varita mágica que los designo inmerecidamente contra de todas las leyes del sector incluso reitero el Código Penal, que en este caso no cumple su función preventiva como debería y todos estamos esperando el irrestricto cumplimiento de la norma
Conclusión
Seria deseable, que las autoridades competentes y dando un plazo de 24 o 36
meses, para que los actuales Profesores Universitarios de hecho, se conviertan en Profesores Universitarios de Hecho y de derecho, para orgullo propio y de toda la comunidad educativa.
Temas a debatir
Profesores Universitarios de hecho o de hecho y de Derecho
Profesores Universitarios Profesionales de la educación o amateurs de la educación universitaria
Bibliografia
Ley de Educacion Superior Nro. 24521
Codigo Penal Argentino
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Posted by PROFESOR COCCA to PROFESOR COCCA at 11/25/2006 12:19:00 PM
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