Asociación centro de estudios de sociologia.

martes, octubre 10, 2006

PONENCIAS POLITICA

PONENCIAS ESTUDIANTILES

MUY PRONTO TODOS LOS PONENTES


APROXIMACION A LOS EFECTOS DE LA VIOLENCIA, EL URBANISMO Y LA GLOBALIZACION EN EL CAMINO POR CONSTRUIR NACION

DANIEL GUERRERO IBARRA.CORREO E: ESCORPION_292@HOTMAIL.COM.ESTUDIANTE DEL DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGIAUNIVERSIDAD DE NARIÑO.

RESUMEN

La sociedad colombiana se ha visto inmersa desde sus orígenes en diferentes procesos político - culturales equivocados, partiendo del hecho de que somos estado y no nación, que nos han avocado a una profunda enajenación y aculturización, los cuales han calado en lo más hondo de nuestras comunidades tanto locales, departamentales como nacionales, en la medida en que no hemos tenido la capacidad de organizar aquel conjunto de normas, valores, costumbres, idiosincrasias particulares y generales de las mas variadas características y latitudes denominado Nacionalidad, para que ponga un freno a la invasión cultural foránea.

La tarea a seguir no es otra que retomar y apropiar a las nuevas generaciones en particular y la sociedad en general, de aquellos procesos culturales propios de nuestras raíces algo lejanas y de aquellas que se han ido forjando a lo largo del tiempo, que en algunos casos han pasado desapercibidos, ignorados o vagamente recordados, con el fin de que la cultura asuma su papel protagónico en todos los procesos comprendidos como el accionar de un país democrático, participativo, pluricultural, pluriétnico e identificado como un estado – nación, generando de esta manera su propio proceso alternativo de desarrollo y organización como punta de lanza frente a la homogenización del mundo actual.

APROXIMACION A LOS EFECTOS DE LA VIOLENCIA, EL URBANISMO Y LA GLOBALIZACION EN EL CAMINO POR CONSTRUIR NACION

Inmersos en un contexto violento desde la misma raíz de nuestra historia, encontramos que desde tiempos de la conquista, la utilización de la fuerza primando sobre la razón, ha sido el camino a seguir por imposición y fielmente obedecido y exaltado por aquellos convencidos de la infalibilidad de aquel método, si revisamos, no tuvimos ni una revolución cultural ni una revolución político democrática, mientras en Europa el estado es posterior a la nación, aquí, la nación, fue creación de los estados.

De esta manera se continuo procurando unificar territorios antes que convencer individuos y castigando con fiereza a aquellos que no colaboraban con lo que en ese momento se comprendía como lo que se debía hacer.

Cabe resaltar, que como lo dice en su articulo “COLOMBIA: PAIS DE ASESINOS, Gustavo Álvarez Gardeazabal,” Pero si queremos ser justos, no podemos olvidar que los colombianos nos matamos en el pasado por machistas o por celosos, porque éramos liberales o conservadores, porque éramos federalistas o centralistas, porque como amigos de Bolívar o de Agualongo , de Mosquera o de Melo, de Núñez o de Aquileo Parra, en fin, por alguna causa que nos permitiera enfrentarnos por las vías legales de una guerra decretada o por las de una acción combinada, matarnos y seguirnos matando”, tenemos a todas luces, que el fenómeno de la violencia asociada con la cultura arraigada en nuestro pensamiento, históricamente ha sido una constante.


Por otra parte, la alianza fatídica de la espada y la cruz, dejaron en esta tierra la marca indeleble de la muerte y la evangelización, persiguiendo, explotando y casi extinguiendo las diferentes culturas autóctonas de lo que posteriormente se denominaría Colombia, citando de nuevo a Gardeazabal, sobre todo por “el hecho de haber tenido por 450 años una sola moral, la católica, apostólica y romana, versión española y por ende inquisidora, nos llevo a una situación bien sui generis cuando en 1965 – 68 se reunió el Concilio Vaticano II y los curas se quitaron la sotana y dejaron de hablar en latín y se voltearon para celebrar la misa. En menos tiempo del previsto, la moral sostenida por siglos, mas sobre la base del culto o del engaño que el genera, le abrió las puertas al derrumbe y de pronto nos quedamos sin la moral del pecado que nos había sostenido y la cambiamos por la moral del dinero y ahí vamos”.

El ideal de diferentes pueblos congregados en ese megaproyecto llamado Colombia, compuesto por la nueva granada y Venezuela, pudo haber sido el mejor camino, y encontramos diferentes esfuerzos por integrar y de alguna manera iniciar en ese tiempo un espíritu nacional, que tristemente duro muy poco, como duro muy poco la Colombia de ese tiempo.

De esta manera la misión primordial de formarnos como nación, fue quedando paulatinamente en el olvido, desencadenando todo tipo de sucesos y reacciones que se fueron acumulando en esa triste pagina de violencia que ha enlutado históricamente al país, con fenómenos externos cada vez mas influyentes y por demás nocivos a nuestra gente.

La ausencia de ese sentido nacional, hizo que los diferentes pueblos congregados en este territorio se relacionaran de una manera espontánea y desorganizada y a aquellos a los que no se les entendía, se les aislaba, como es el caso de las periferias del país.

Así las cosas, Colombia entra en el periodo de la modernidad de una manera “autóctona” por así decirlo, teniendo serios vacíos por un lado y por otro, grandes obstáculos al proceso.

La modernidad surgió en Europa y se extendió, en nombre de lo universal, de una manera avasallante hacia Asia, África y América. Regiones que carecían de un desarrollo científico similar al europeo.

Sin embargo, allí donde había fuertes culturas autóctonas, la modernización sólo fue parcial y hasta puede hablarse de una modernidad periférica. En cambio, donde la inmigración europea tuvo un lugar privilegiado, por ocupar un espacio vacío o por despojar el lugar de los indígenas, los principios de la modernidad calaron hondo.

La llegada tardía, como todo en nuestra historia, de la modernidad, encontró en cuanto al nivel cultural, el terreno propicio para florecer ya que las diferentes culturas habían prácticamente desaparecido y los fenómenos de urbanización de la mano con el crecimiento económico del país se hacían cada vez más palpables, con todo lo que significa sociologicamente la urbanización.

El estudio de la evolución del fenómeno urbano como un problema social puede ser rastreado en diferentes periodos, desde los autores clásicos como Emile Durkheim, Max Weber, Carlos Marx hasta los teóricos denominados "utopistas" (desde Moro, pasando por Owen, Fourier y William Morris en el siglo XIX).
Posteriormente tendríamos a la denominada Escuela Culturalista (Ferdinand Tönnies, George Simmel y Oswald Spengler), que pretendió explicar, desde el punto de vista sociológico, los efectos que sobre la conducta social tuvo el desplazamiento del orden feudal y de la vida comunitaria por parte de una organización social que se ubica territorialmente en la ciudad moderna; destacando el criterio de la racionalización de la vida social como eje regulador de los valores asociados al desarrollo industrial y en consecuencia a la complejización de la sociedad (del "principio de la tradición" al "principio de la razón").
Asimismo se encuentra la Escuela Clásica de Chicago (Robert E. Park, Roderick McKenzie y Ernest Burgess), donde el interés se centró en los efectos sociológicos del proceso de urbanización capitalista en un período de cambios profundos en el contexto internacional, y su impacto en lo que actualmente conocemos como ecología o medio ambiente; su enfoque fue de carácter empirista y biologista. Por último llegamos a la Escuela Francesa de Sociología Urbana con Henri Lefebvre y Manuel Castells como sus más importantes teóricos.[1]
Henri Lefebvre concibió el desarrollo de la sociedad urbana como producto de la asimilación de la producción agraria que conduce a la industrialización, pero que supera sus efectos negativos sobre lo urbano. La sociedad urbana, al subordinar el proceso de industrialización, hará emerger a la ciudad a través de la denominada revolución urbana que implica una reapropiación por parte del hombre de sus condiciones de existencia en el tiempo, en el espacio y en los objetos.
Castells formuló su planteamiento en torno al concepto de lo urbano y de la política urbana, reflexión obligada por el papel protagónico que juegan los movimientos urbanos: "el proceso de urbanización ya no aparece como el simple resultado del despliegue de una lógica de carácter estrictamente económico... lo urbano es ahora el resultado de las acciones conscientes de los individuos y grupos sociales... lo urbano aparece como el significado social de una forma espacial que expresa una sociedad históricamente definida" [2]
Posteriormente ya adentrados en la modernidad, la preocupación por alcanzar las metas sociales se constituyo en la piedra fundadora de nuestra realidad, los intereses particulares declinaban frente a los generales y se suponía que la violencia debía desaparecer, pero por el contrario, fue creciendo y extendiéndose a todas las zonas del país.

Las contradicciones frente al manejo de lo social y el permanente estancamiento de las zonas periféricas, fueron creando el ambiente favorable para la violencia.

El cambio esperado no llego y las generaciones que vivieron esta etapa se quedaron con la incertidumbre y el desencanto de una modernidad excluyente y clasista.

La diferencia entre zonas urbanas y rurales con el pasar del tiempo se hizo cada vez mas corta, pues los campos empezaron a ser despoblados y los cinturones de miseria en las grandes urbes cada vez más grandes, como lo es la triste realidad del desplazamiento y la muerte por causas violentas.

Es así como en este tiempo la realidad ha cambiado de una manera tan acelerada que ha generado una sombra de desencanto y solipsismo en nuestra sociedad, otorgándole a cada individuo un valor carente de personalidad, relacionándolo por el rol que ejerce y como influye en nuestra vida, pero desconociendo en el la capacidad de ser como persona, la hibridación cultural llegada desde otras latitudes y con fuerte presencia mediática ha generado grandes cambios en las nuevas generaciones y ha quebrantado lo que hasta hacia muy poco era indiscutible e intocable.

Con el auge de la globalización y los avances informáticos, el individuo se ha encerrado mucho mas en si mismo, acentuando cada vez mas la antipatía hacia aquello que no esta de acuerdo con su estilo de vida.

Adentrándonos más en esta realidad, encontramos que el rango poblacional mas afectado por los cambios culturales, haciéndose más palpables en las zonas urbanas, es entre los 11 – 25 años, complicando aun mas el panorama de la sociedad si nos detenemos a analizar que es mas rápido el paso mental y físico de la niñez a la juventud de los individuos, pues el afán por crecer eclipsa lo que se consideraba como “normal” en el desarrollo de una persona, dando como resultado, todo tipo de variaciones de una generación a otra, y lo que es realmente problemático, que las nuevas generaciones no anhelan grandes transformaciones sociales, ni tienen metas definidas, simplemente se trata de vivir lo mas placenteramente posible, aun a costa de la misma salud, es a todas luces la hecatombe de la modernidad y la entrada de algo que no es claramente identificable como época o generación o simplemente como una continuación desdibujada de la modernidad.

Esta situación conduce a lo que Lyotard llama "condición postmoderna", un estado de cosas en el que vive el hombre contemporáneo.

Postmodernidad supone para algunos autores referirse a una condición contrapuesta a la modernidad. Para otros, postmodernidad es apenas un paso lento y complejo hacia un nuevo tipo de sociedad, de cultura y de individuo que nace del mismo seno y como prolongación de la modernidad.

Se trata de una cultura identificable por varios signos: búsqueda de calidad de vida, pasión por la personalidad, sensibilidad ecologista, abandono de los grandes sistemas de sentido y generación de un culto a la participación y expresión, instauración de la moda retro, rehabilitación de lo local, de lo regional, de determinadas creencias y prácticas tradicionales. Una mayor flexibilidad y diversificación que apoya las elecciones privadas y las singularidades individuales.

Es la sociedad del hombre postmoderno. La consigna de este sujeto es mantenerse joven y hermoso. Se encumbra el placer y el cuerpo. Ya no se habla de dietas, gimnasias o tratamientos médicos para sentirse físicamente bien, sino para lucir un ‘envase’ o ‘envoltorio’ atractivo y lo más joven posible

Esta apoteosis del cuerpo se acompaña con una exaltación de los sentidos y de un hedonismo que a veces conspira contra la salud.

El individuo se reconoce como un sujeto con un cuerpo con necesidades que deben ser satisfechas constantemente y que al mismo tiempo se consume irremediablemente no obstante las terapias o tratamiento que haga.

El sujeto moderno se inscribía en proyectos colectivos de acuerdo con el ideal moderno de subordinación de lo individual a las reglas racionales colectivas. En la postmodernidad, este ideal se ha pulverizado y el valor fundamental pasa a ser la realización personal.

La imagen de realización de este individuo pasa por la felicidad que es el ‘relax’ con una total ausencia de tensiones, aunque el lograrlo no sea fácil y haya que hacer grandes concesiones para alcanzarlo.

De esta forma, la vida se reduce a la búsqueda y consumo de confort, objetos de lujo, dinero y poder que supuestamente acercan al ‘relax’.

Muy lejos se halla el sujeto que hacía de su conciencia, coherencia y culto al esfuerzo su mayor orgullo. Hoy, por el contrario, las cosas deben lograrse sin esfuerzo por ejemplo adelgazar sin esfuerzo, estudiar un idioma sin esfuerzo o dejar de fumar sin esfuerzo.

Aislado, el individuo vive su existencia como presente perenne, con un pasado que es el sutil recuerdo de frustraciones y reparaciones y con una visión del futuro que apenas es concebido como un juego donde surgirán nuevas necesidades que deberán ser satisfechas. Sobretodo en esta sociedad donde ‘soy por lo que tengo’.

Guilles Lipovetsky define a la sociedad postmoderna como:

"... aquella en que reina la indiferencia de masa, donde domina el sentimiento de reiteración y estancamiento, en que la autonomía privada no se discute, donde lo nuevo se acoge como lo antiguo, donde se banaliza la innovación, en la que el futuro no se asimila ya a un progreso ineluctable. La sociedad moderna era conquistadora, creía en el futuro, en la ciencia y en la técnica, se instituyó como ruptura con las jerarquías de sangre y la soberanía sagrada, con las tradiciones y los particularismos en nombre de lo universal, de la razón, de la revolución. Esa época se está disipando a ojos vistas; en parte es contra esos principios futuristas que establecen nuestras sociedades, por este hecho postmodernas, ávidas de identidad, de diferencia, de conservación, de tranquilidad, de realización personal inmediata; se disuelven la confianza y la fe en el futuro, ya nadie cree en el porvenir radiante de la evolución y el progreso, la gente quiere vivir enseguida, aquí y ahora, conservarse joven y no ya forjar el hombre nuevo... La sociedad postmoderna no tiene ni ídolo ni tabú, ni tan solo imagen gloriosa de sí misma, ningún proyecto histórico movilizador, estamos regidos por el vacío, un vacío que no comporta, sin embargo, ni tragedia ni Apocalipsis..."


Lo uniforme y homogéneo ha dejado paso a lo complejo e impreciso, lo ambivalente y lo contradictorio. Lo bueno y lo malo conviven juntos, lo bello y lo feo en la moda, las izquierdas y las derechas en política, lo verdadero y lo falso en los mensajes mediáticos. “Todos los grandes criterios humanistas del valor, los de toda una civilización del juicio moral, estético y práctico, se borran en nuestro sistema de imágenes y signos. Todo se vuelve indecible (...) Esto es el burdel generalizado del capital, no un burdel de prostitución sino burdel de sustitución y de conmutación”.

Todas las cosas parecen flotar en la indeterminación, en la indefinición; las distancias se han abolido: entre los sexos, entre el sujeto y el objeto, entre lo sagrado y lo profano, entre el cuerpo y el espíritu, entre los polos opuestos, entre ficción y realidad. Y en este eclecticismo posmoderno, en este contagio de ideologías, estilos y síntomas, en esta combinación de métodos, signos y formas, suele suceder que, como dice Baudrillard, la fusión acabe en confusión, y el contacto en contaminación.

De esta forma, dentro de los mismos países existe una marcada tendencia hacia la exclusión, la desigualdad y la polarización social. Se margina a un importante segmento social, en general sectores sociales populares, compuesto por individuos cuyo potencial como trabajadores (por ser demasiado atrasados y/o poco educados) y como consumidores (por ser pobres) se ha extinguido y en consecuencia son inservibles a la lógica del mercado. Fatalmente, estos sectores no tienen valor como actores sociales ni como seres humanos, pues no son funcionales (útiles) al sistema económico.

Al respecto el sociólogo Jairo Puentes Palencia, director del programa de Sociología de la universidad de Nariño, en su libro “Sociología, Modernidad y Desarrollo”, señala : “el marginado que habita en los grandes centros urbanos en Colombia, y que en algunas ciudades ha asumido la figura del sicario, no solo es la expresión del atraso, la pobreza el desempleo, la ausencia de la acción del Estado en su lugar de residencia y de una cultura que hunde sus raíces en la religión católica y en la violencia política. También es el reflejo, acaso de manera mas protuberante, del hedonismo, el consumo, la cultura de la imagen, la drogadicción, de la colonización del mundo de la vida por la modernidad” (GIRALDO Y LOPEZ, 1991: 260-261). Esto permite entender como en la configuración de la identidad nacional se combina y se mezcla elementos míticos, hispánicos y cristianos con elementos modernos y aun posmodernos en la evolución de la sociedad colombiana. Encontramos, entonces, una sociedad que vive un “tiempo mestizo”, un tiempo propio de la tradición, de la modernidad y la posmodernidad.


El psicoanalista francés René Kaës concluye en que esa ambigüedad se basa en un movimiento extraño y opuesto en si mismo de sobrevalorización y desvalorización del niño y del anciano: “(Ambos) son pseudosoberanos frágiles, adulados, cortejados y descalificados: el bebé es un producto de consumo; el anciano ha sido despojado de su función de sabio, depositario de la memoria y de la historia. No se lo escucha más que en las investigaciones de mercado. Este es también un rasgo de la posmodernidad: es un pensamiento ahistórico, amnésico y sin futuro”.


“hoy nos matamos porque somos de derecha o de izquierda, porque somos ricos nuevos o ricos viejos, porque somos narcotraficantes o no lo somos, porque miramos lo que no teníamos que mirar o porque dijimos lo que habíamos visto, porque debemos o porque nos deben, en fin por alguna razón que comienza en las manos ensangrentadas del Zipa Tisquesusa o del cacique Bogota, en la furia asesina de Belalcazar o en la daga marrullera del negro Ocoró. Por lo que casi nunca nos hemos matado es por patriotas, por defender nuestro territorio o librarnos de la guerra del gringo, porque por hambre y por amor, tenemos llenos de cruces los cementerios”[3].

La forma en que Colombia ingreso a la modernidad ha sido por demás variada, podríamos decir que fue a su manera, combinando todo tipo de características favorables y desfavorables a esta, téngase en cuenta que factores como, la violencia, clientelismo, desarrollo desigual de las regiones, criminalidad urbana, corrupción, abstención social, perdida de valores y carencia de una cultura de paz, pueden generar, a su ves, formas propias de evolución, redefinición de espacio - tiempo, alternativas de sostenimiento social, nuevas formas de desarrollo alternativo y construcción de nacionalidad.

“La participación y movilización de los sectores comunitarios en función de satisfactores que mejoren la calidad de vida, apunta a un desarrollo con real participación social en donde los protagonistas de cada sociedad deben propender por la búsqueda de modelos propios para aprender a pensar en las vías de desarrollo apropiadas, para lo cual es necesario que en el proceso de participación las personas aprendan a valerse de sus propios esfuerzos para que puedan decidir acerca de lo que desean, necesitan hacer y requieren conseguir.”[4]

A manera de inconclusiones:

La imposición, por parte de la mayoría de gobiernos, de teorías y políticas basadas en proyecciones economicistas, que no son capaces de comprender los acontecimientos más profundos del devenir contemporáneo y de las necesidades mas sentidas de las comunidades; impiden el desenvolvimiento equitativo y democrático de las relaciones sociales como verdadero motor de la historia, entendidas en sentido amplio como el poder estatal, los sistemas productivos y las relaciones de clase.

También se presenta la desorientación y la escasa interpretación del proceso actual por parte de los partidos políticos tradicionales y representa una de las causas de la transformación de nuevos movimientos sociales los cuales están generando conflictos que en algunos casos, desbordan los canales institucionales.

Por ello existen varios grupos pequeños que poseen un poder aún no dimensionado, que exponen sus múltiples demandas, sectoriales, específicas, económicas o salariales, mas no manifiestan consecuentemente su accionar en base a la unidad de los trabajadores por una mayor incidencia política en torno a un programa democrático.

Es necesario la articulación de un movimiento amplio, plural que aglutine en su seno a los diferentes sectores que en la actualidad son excluidos directa o indirectamente y manifiesten su activa participación, reconociéndoles sus diferencias y capacidades, sus proyecciones y tipos de acción, logrando mantener una cohesión reciproca partiendo de un programa general propio de un sistema democrático y participativo en el cual y de manera primordial, el individuo y la colectividad asuman sus derechos y deberes como ciudadanos constructores, responsables y participantes en una colectividad cultural cual es a todas luces la nacionalidad.


Proteger al campo como centro vital cultural, biológico y ambiental de nuestra sociedad y fundamentalmente como proveedor y satisfactor de todas nuestras necesidades, es imprescindible, en el trayecto a reformular nuestro camino hacia ser nación.

La toma y reorientación de nuestros espacios urbanos, es urgente, la conversión de estos, como espacios de encuentro o de encuento, y la transformación cultural del individuo inmerso en estos lugares, la apropiación de estos como parte de nuestro mundo vital y sobre todo, el respeto por este y por las personas que en el habitan debe ser el primer paso para proponer y promover un espíritu nacional colectivo, plurietnico y pluricultural.

Por otra parte la articulación entre ciencias sociales y movimientos sociales es todavía muy débil, creando un vacío en medio de estos y generando esa dicotomía reinante entre universidad - sociedad, situación a todas luces perjudicial, ya que mediante un buen trabajo, los denominados “científicos sociales”, deben lograr enfocar de la mejor manera la dirección de las diferentes procesos que se emprendan, en la búsqueda de un mejor estar.

La comunicación juega un papel fundamental, en el camino de quebrantar el papel de individuo “solo y aislado” y procurar su inmersión en la sociedad, utilizando características propias de nuestra cultura como las que señala Luis Carlos Restrepo, cuales son los mitos y el chisme, palabras que se privilegian debido que nunca vienen solas, provocan la producción de relaciones, la actividad comunicativa, tarde o temprano terminan involucrando a todos, lo que convierten al chisme y al mito en procesos alternativos comunicativos. Son importantes en el grupo por la atención que genera una equivocación compartida; la complicidad que se va tejiendo por este tipo de relaciones hace que el rumor fluya y se convierta junto con el chisme y el mito en constructores de cultura que no agotan la comunicación.

Es imprescindible entonces, retomar y/o reformular nuestro “modus operandi” de analizar a la sociedad y en la medida de lo posible procurar su transformación, y revisar nuestra tendencia y la deuda histórica que tiene la sociología con el país y fundamentalmente con la gente de nuestros diferentes contextos sociales y multiétnicos.

Partiendo de nuestra propia realidad, debemos continuar con el ideal de un futuro mejor, con la idea de las diferentes culturas que nos antecedieron y fortaleciendo los intentos que procuran recuperar nuestra cultura ancestral, forjar un espíritu Colombiano Colectivo, capaz de cohesionar de una manera pacifica y alternativa a todo tipo de grupos sociales en torno a la formulación de nuestra propia identidad, ya no basada en una selección de fútbol, sino en un conjunto de valores y reglas y sobre todo de las mas variadas costumbres, hábitos y tradiciones que nos identifiquen como pertenecientes a uno de los lugares mas bellos del planeta, nuestra querida COLOMBIA.

CITAS BIBLIOGRAFICAS

[1] Blanca Oliva Peña Cadena, Profesora investigadora en el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Baja California Sur; actualmente investigadora visitante adscrita al Programa de Historia Oral del Instituto de Investigaciones Dr. Mora, México
[2] Lezama, José Luis (1993). Teoría social. Espacio y Ciudad. (Ediciones de El Colegio de México, México) .
[3] Gustavo Álvarez Gardeazabal. Ponencia leída en el marco del V encuentro Nacional de Historiadores.
[4]VELASQUEZ HERNANDEZ. Organizaciones Comunitarias 1. Bogota: Institución Universitaria Estatal a Distancia, 1997. Pág. 12

APUNTES CULTURALES E HISTORICOS.
CATEGORIAS SOCIOLOGICAS EN LA GENESIS DE LA NACION DESDE LA CONFORMACION DEL ESTADO EN COLOMBIA


El esfuerzo por representar el Estado hace parte de la realidad misma del Estado, pues su capacidad para ejercer violencia simbólica se debe a que se encarna en las subjetividades, bajo formas de estructuras mentales, de percepción y pensamiento. El Estado es una figura abstracta en tanto que encarna el principio de la soberanía, la cual es una forma eficaz de representación social ya que produce la sociedad al tiempo que es constituido por la imagen que la sociedad forma de él, por que no tiene una consistencia propia, exterior a la sociedad, sino que es el resultado de una interacción constante con ella, ya que solo tiene consistencia con relación a la producción de lo social y la concepción subjetiva de su poder depende de la idea que la gente forma de él.[1]
Fernán E. González¨

Se sabe que el deseo de todo investigador social es desentrañar la realidad desde sus trasfondos para sustraer las razones lógicas de la situación que analiza por lo cual, el tema central de este trabajo es evidenciar algunas hipótesis sobre la nación desde perspectivas culturales e históricas, modernas y postmodernas relacionadas con la realidad, cultural, social y política en la construcción de la nación con relación a la conformación del Estado Colombiano. Análisis que evidencia el fondo de la realidad que no es fácilmente reconocido aunque se sabe que existe y se estipula muchas veces como un cuento de cajón, que es más escuchado por quienes se esperanzan en la tradición de la realidad que por aquellos que la han visto desaparecer aceptando la intromisión de elementos externos.

Aunque hubiese sido mejor para la mayoría de analistas de teorías, el que en la génesis de este escrito se tocará los presupuestos teóricos de quienes se consideran los precursores de los estudios culturales, sociales y políticos de la Nación y se evidenciaran los aportes hechos desde diferentes visiones sobre Nación con respecto a la construcción o reconstrucción de esta, no niego que en un principio y en los bosquejos de este escrito, esa era la intención. Sin embargo, no se puede dejar de exponer que autores como: Benedict Anderson, en su texto Comunidades Imaginadas, definiera la nación como: “una unidad política imaginada como inherentemente limitada y soberana”[2] , sustenta cada término de la definición desde la deconstrucción del mismo concepto, dándole un orden sistémico a la definición en cuestión, planteando que: “la nacionalidad o calidad de nación… al igual que el nacionalismo son artefactos culturales de una clase particular… que a finales del siglo XVIII, fue la destilación espontánea de un cruce complejo de fuerzas históricas discretas, pero que una vez creados, se volvieron modulares, capaces de ser transplantados… a una gran diversidad de terrenos sociales…de mezclarse con la diversidad correspondiente amplia y constelaciones políticas e ideológicas… estos artefactos culturales particularmente han generado apegos tan profundos”[3].

Por otro lado el análisis del texto Naciones y Nacionalismo de Ernest Gellner, el cual postula una teoría de la nacionalidad fundamentada en la voluntad y la cultura, las cuales crean los nacionalismos y estos a su vez son la base de la nación. Según Gellner “la voluntad es el factor primordial en la formación de los grupos”[4], en donde por adhesión voluntaria se da la lealtad e identificación de los individuos al grupo, pero que además, en la otra cara de esa realidad, la opresión y la coacción generan esperanzas y temores. La cultura para Gellner “es un factor humano que fundamenta intervenciones históricas (hechos, sucesos, acontecimientos)”[5] que revive lenguas muertas, que inventan las tradiciones y que origina esencias completamente ficticias. Es así entonces como la voluntad y la cultura unida a componentes políticos definen los nacionalismos que a su vez concretiza la nación. Gellner, define la nación de la siguiente manera: “es una comunidad dotada de cohesión, definidas por el principio del nacionalismo”[6], para entender la nación de Gellner hay que leerse seguramente su cuento RURITANO.

Según los presupuestos teóricos planteados por Erick Hobsbawn en el texto: Naciones y Nacionalismo desde 1970, en el cual el autor citando a Hayes – Kohn, postula que “las naciones no son, como las pensaba Hageot, “tan antiguas como la historia, el sentido moderno de la palabra no se remonta más allá del siglo XVIII predecesor más predecesor menor”[7]. No obstante, y dejando al lado la rigurosidad de la Hermeneutica histórica y la ubicación épocal que esta asigna, aportando flexibilidad al sustento de Hobsbawn se descubre que la primera utilización del término nación de la que se tienen datos históricos data del año 968 de nuestra era, cuando el obispo de cremona Litupard en enfrentamientos con el emperador bizantino en pos del patrón Otto I, emperador del Sacro Imperio romano, declara en su reporte “esta tierra”; yo respondí: “lo que dices que pertenece a tu imperio pertenece, como lo demuestra la nacionalidad y el idioma de la gente al reino de Italia”[8], en este caso el término nacionalidad es utilizado como una derivación del latín, natío, que originalmente declive nacidos en un mismo país, hablado el mismo idioma y esperando ser gobernado por leyes comunes, nada de esto se aleja del sentido de nación del siglo XVIII. En todo caso Hobsbawm trata la nación como “…cualquier conjunto de personas suficientemente nutrido cuyos miembros consideren que perteneces a una nación”[9]. Pero para el autor esta definición está directamente implicada con su pensamiento hacia los criterios tanto objetivos como subjetivos para determinar si una nación ha sido un fracaso, ya que; “a bien los casos que se ajustan a una definición de nación evidentemente no son “naciones” (o no lo son todavía) ni poseen aspiraciones nacionales, o las “naciones” indudablemente no concuerdan con el criterio o la combinación de criterios”[10], es por ello que para Hobsbawm “al abordar la cuestión nacional, es más provechoso empezar con el concepto de la “nación” (es decir con el “nacionalismo¨”), que con la realidad que representa. Porque la nación tal como la concibe el “nacionalismo” puede reconocerse anticipadamente; “la nación real sólo puede reconocerse aposteriori”[11]

Siguiendo con la cuestión que aún no se define en este escrito y atreviéndome a citar mucho más datos para el análisis sociológico sobre nación, más por teorizar que por controvertir. No se pueden dejar de lado las hipótesis planteadas en la construcción teórica de ANTHONY D. SMITH, en La Invención de la Nación ¿Gastronomía o Geología? El rol del Nacionalismo en la Construcción de las Naciones. En donde Smith se plantea varios interrogantes sobre el tema en cuestión, iniciando su comprensión con repensar el problema de las naciones y del nacionalismo en el mundo moderno. Smith define la nación como “un compuesto ensamblado con una rica variedad de fuentes culturales; es una comunidad de participantes que comparten valores y propósitos comunes, adecuados a una era moderna de crecimiento económico y emancipación política… La nación es hoy en día la única unidad de organización y comunidad política realmente viable” a propósito de esta definición se debe tener en cuenta la variable gastronómica en la teoría de Smith por eso el término “rica”. No obstante, el autor cambia criterios por ingredientes de la nación, en donde acuña conceptos tales como: nacionalismo, estado – nación, símbolos nacionales, etc., todos ellos como “instrumentos específicamente nacionalistas de manipulación de los que se vale la elite… (En donde)… la creación de una ideología – cultural de comunidad, se construye a través de una serie de símbolos y mitos emotivos, transmitidos en forma impresa y por los medios de comunicación”[12], en donde conscientemente “es en última instancia una comunidad engañosa, una comunidad que hace ostentación de si misma como cura colectiva de la enfermedad moderna de alienación entre estado y sociedad y que opera mediante ficciones históricas y tropos literarios”[13]. En Smith la construcción de nación está más orientada “a una cuestión de diseminar representaciones simbólicas que de forjar instituciones culturales o redes sociales. Aprehendemos los significados de la nación a través de las imágenes que proyecta, los símbolos que usa y las ficciones que evoca en novelas, obras de teatro, poemas, operas, baladas, periódicos que un publico lector alfabetizado devora ávidamente. En estas creaciones simbólicas y artísticas es donde podemos discernir los rasgos de la nación… la nación se ha convertido en un artefacto cultural de la modernidad, un sistema de imaginaciones y representaciones simbólicas colectivas, que asemejan un pastiche de muchas totalidades y formas, la labor por retazos compuesta de todos los elementos culturales incluidas las fronteras”[14].

Lo sustentado hasta el momento en la construcción teórica de este escrito ha evidenciado algunas hipótesis sobre la nación, desde perspectivas no tan alejadas de nuestra realidad colombiana, no se puede dejar de enunciar, ahora si, los estudios de realidades en relación a la nación y que guarda un estrecho contraste con la realidad cultural, social y política con nuestra cuestión nacional. Después de evidenciar esto, habrá argumentos teóricos, para definir una posición con respecto al tema de nación.

Dentro de los estudios sobre nación ya enunciados, existen muchos que se podrían citar en este escrito, pero por obvias razones solo se citaran tres, que en este caso son los que competen. El primero de ellos es el de Partha Chatterjee con su texto Comunidad Imaginada ¿por quien?[15] Y cuyo complemento es la Nación y sus Campesinos. En el primero Chatterjee, plantea un análisis de nacionalismo y comparte el punto de vista de Anderson desde el cual afirma que: “…las naciones no son un producto de condiciones sociológicas dadas como la lengua, la raza o la religión”[16], fueron en Europa como en todas partes comunidades imaginadas en su existencia. Chatterjee, no comparte la idea de que las comunidades de Asia y de África crearan naciones a partir de nacionalismo anticolonialistas que rechazaran los formatos modulares de las sociedades nacionales propagadas por el occidente, sino que más bien sus nacionalismos tendrían origen no solo en la imaginación, sino que iban más allá, en lo “espiritual; que es el campo interior que apunta a los aspectos esenciales de la identidad cultural”[17], el cual es el campo para Chatterjee que se debe preservar aún cuando se imiten logros occidentales en el campo material.

En su segundo texto, La Nación y sus Campesinos[18], Chatterjee plantea que “la relación entre estado moderno y el campesinado es ambigua y está cargado de tensiones”[19], ya que la tendencia modernizadora racionalizaba a los campesinos como la encarnación de todo lo que era premoderno y atrasado. Así mismo, la mentalidad colonial según Chatterjee – pensaba en los campesinos como seres simples, ignorantes, explotados por terratenientes y prestamistas, agradecidos con los que ostentaban poder y autoridad que les brindaba cuidados y protección. En esta situación surgen entonces los nacionalismos del campesinado, el cual se introdujo en la red de “intereses” y “agregado de intereses” de la política representativa burguesa, en donde los campesinos quedaron atrapados entre dos esferas políticas: la de los partidos y la de las asociaciones políticas formalmente organizada de un estado burgués. Esta situación tuvo como producto la concientización campesina, la cual creó sus propios códigos y lenguajes, creando un nacionalismo de masas de oposición y resistencia a la dominación y a la explotación, “lo que era la expresión total del carácter comunal de una insurrección”[20].

El tercer texto para el análisis, es el del estudio de David Nugent Colby, Estado y Nación Desde el Margen: Reconfigurando la Arena Moral en el Perú Durante el Siglo XXI[21], en donde el autor considera a partir de su estudio en la comunidad de Chachapoyas en el departamento de Amazonas en el Perú, en donde analiza “tres estadios de la imaginación” relacionados con las poblaciones locales, el Estado Nación y la modernidad, a partir de lo cual su principal afirmación es: “las poblaciones locales se imaginaban así mismas fuera de la imaginación histórica del estado nación y la modernidad”·[22], ya que en la mentalidad de las poblaciones locales estas son consideradas en sus discursos como entidades ajenas que contaminan la comunidad local. En donde a su vez estas son consideradas en el discurso del estado como remotas, prístinas y premodernas.

Es así entonces como ahora después de todos estos referentes teóricos y sus diferentes visiones desde lo moderno y postmoderno en los estudios culturales e históricos sobre el tema de nación, planteo; que en Colombia no hay, ni a existido una identidad nacional concreta a causa de los componentes políticos que han constituido un Estado – Nación racializado y que por constituirse de esta forma, su institucionalización y legitimidad, no desconoce en lo formal de su aparato, pero si abandona en lo dogmático y pragmático la verdadera realidad del reconocimiento y reivindicación de lo Multi, Pluri y Transnacional de los Grupos y Comunidades humanas que se constituyen dentro de su estructuración, identificándome con la visión y la línea de pensamiento de Hobsbawn orientada hacia los criterios objetivos y subjetivos que no determinan si una nación ha sido un fracaso, si existe o si evidentemente no es nación.

Ahora bien, es mucho mas complejo comprender el sentido de la Nación en Colombia sino se tienen algunos datos históricos que aclaren esta problemática idea de repensar la Nación en base al reconocimiento y reivindicación de lo plurinacional y lo multiétnico en el Estado que intenta ser moderno, aun cuando ya se han dado luces y definiciones sobre los planteamientos desde estudios culturales e históricos. No obstante cabe afirmar que en Colombia la construcción de nación que se han intentado establecer antes de la constitución del 91, obedece a la búsqueda de unidad político administrativa que se venía suscitando desde la época de la colonia y que se concentro en la época republicana y aun en los decenios posteriores. Para dicho análisis y una mejor comprensión se puede enunciar los factores exógenos al tema que tuvieron lugar en Europa en los siglos XIII al XVI para la formación del Estado - Nación, en donde su génesis ocurre a partir de tensiones de poder establecidas en el sistema imperial de la cristiandad, originándose como política inédita, para regular la existencia del poder espiritual sujeta al Papa y la coexistencia de autoridades soberanas autónomas y semiautónomas, en reinos, principados y ciudades libres sujetas al emperador, en donde además, con la conversión de los pueblos bárbaros al cristianismo se produjo una cultura y un derecho común al lado de una gran fragmentación política[23].

En este mismo sentido, afirma Fernán González “…en los siglos del XIII al XIV, surgen los Estados Naciones como una forma de resolver esas tensiones del universalismo político – teológico mediante la elaboración secularizada de los fundamentos del poder político. Esta secularización de la política implicaba, en primer lugar, la autonomización y valorización del derecho, como fuente de legitimación y regulación del poder; en segundo lugar, se basa en la territorializacion del poder político, que queda restringido aun territorio delimitado por fronteras, pero era ahora mucho mas concentrado. Este doble proceso, de limitación territorial y concentración de poder antes disperso y difuso, es expresado por el concepto de soberanía. Y esta acompañado por otros dos procesos: secularización del poder e institucionalización del poder”[24]. En esta medida ya en el siglo XVI, según este mismo autor, con el fin de las guerras religiosas, la secularización era mas profunda e internas en un territorio delimitado por fronteras y en donde “se insiste en la inmovilidad del fuero interno, las relaciones entre lo publico y lo privado, la libertad de pensamiento y la distinción entre el ámbito de la moral y la religión… por otra parte se buscaría justificar la política con base en el derecho natural y el contrato social, en donde aparece el Estado Normativo, que el momento liberal se transforma en el Estado de Derecho, el cual se piensa como protector de los derechos naturales en que tanto constituyen el fundamento del cuerpo social. El Estado protege las convicciones privadas y se basa en un espacio publico autosuficiente, cerrado en si mismo, que ya en el momento democrático del siglo XIX se caracteriza por un gobierno representativo, controlado y legitimado por la sociedad civil; la administración publica esta sujeta ala voluntad general, por lo que debe ser transparente y publica,”[25].

En este sentido, en la construcción del Estado Nación en Europa se alimentaron de nuevas tensiones en la relación entre instituciones estatales y sociedad civil en donde se recurre aun lento proceso de democratización de las estructuras locales, buscando formas representativas que permitieran cierto equilibrio entre el Estado central y los poderes locales, lo mismo que la penetración del individualismo en la sociedad, pero no se logro acabar las estructuras feudales que siguieron dominando la estructura social, ni con la propuestas de tener relaciones verticales entre individuos y Estado, utilizando cuerpos intermedios, esto produjo un vacío social que el estado debía llenar de alguna manera.

Desde este análisis, se puede entender que en el desarrollo histórico desde la génesis de los Estados Naciones, aparecen algunas categorías sociológicas que debe ser tenidas en cuenta, las cuales se entre cruzan en los nuevos procesos históricos en la conformación de los estados nación en América. En este caso estas categorías giran entorno a elementos internos en la Política (Modelo, Instituciones), la Economía (tipo de producción) Sistema de Relación (Verticales, Horizontales) Elementos Reguladores (Derechos, Leyes, Ideología), Elementos Espaciales (Territorio, Ciudad, Provincia, Pueblo) y Componentes Emergentes (Resistencia, Oposición, Insurgencia, Nacionalismo, Identidad). De esta forma propongo analizar estas categorías en los orígenes y desarrollo de la conformación del estado nación en Colombia y después un análisis del estado moderno con la irrupción de la constitución del 91.

La visión histórica que se tiene de Nación en Colombia, está sujeta a la conformación, desarrollo y concretización del Estado, así que el intentar comprender la génesis de la Nación en un proceso de larga duración es también enunciar dentro de ese mismo proceso la construcción que se tiene de Estado. En este sentido se consideran los procesos históricos de construcción mediante la integración gradual de territorios y poblaciones diversas en cuya relación se encierra un proceso lento en la búsqueda de unidad política administrativa, la cual invisibilizó por mucho tiempo las formaciones sociales y culturales que existían y se conformaban después de la independencia con el imperio español. La realidad que se enuncia en los estudios históricos de Armando Martínez Garnica[26], Alfonso Múnera[27], Germán Colmenares[28], José Manuel Restrepo[29] y Jaime Jaramillo Uribe[30], para la época de la república en Colombia está orientada hacia el análisis de la inexistencia de un proyecto político nacional unificado y la carencia de liderazgo en una oligarquía cuyo trasfondo era centralista, clasista y elitista con un pensamiento de Nación orientada desde el centro, sin tener en cuenta las distintas realidades sociales y regionales.

En este sentido histórico, se evidencia como en los proyectos de origen del estado en Colombia, la nación estaba sujeta a una herencia colonial presentada en un desarrollo desigual, aislamiento de las provincias por las dificultades de transporte y comunicación, inexistencia de un mercado nacional, debilidad en la economía monetaria, rivalidades políticas entre provincias por el surgimiento de patriotismo local e identidades locales, el desarrollo de centros urbanos y cabildos municipales en las provincias junto con una clase oligarca con autonomía y poder local opositora y resistente al poder centralista y homogenízante de unidad política. A todo esto se suma la emergencia de una clase social criolla y mestiza y la aparición aunque no es tenida en cuenta de indígenas y afrodescendientes en la vida política de las regiones.

De esta forma “en el origen del Estado en Colombia la Nación es inventada por las clases dominantes”[31], con bases en una supuesta unidad cultural formada por la lengua, la religión y el corpus de ideas que las Universidades habían transmitido durante el período colonial, en donde se busca a partir de su invención acabar con el localismo colonial[32], superar la fragmentación interna, la dispersión del poder y buscar nuevas estructuras jurídico – políticas en el medio eficaz para conseguir su propia unidad orgánica[33]. Sin embargo, la Nación que se plantea en estos términos carece de una dirigencia hegemónica capaz de unificar políticamente el Estado, ya que en la integración nacional que se establece en el Estado, no se tiene en cuenta las demás facciones o grupos sociales de las provincias y territorios alejados de los centros urbanos de poder.

Este antagonismo se prolongó durante toda la época de la Nueva Granada, hasta los comienzos de la república, tiempo en el cual se plantea la necesidad en el pensamiento de Bolívar de crear un Estado fuerte, con un gobierno estable y soberano para no caer en dependencia nuevamente. Es en este momento en que “se piensa en la aplicación de las ideas liberales de igualdad ciudadana”[34]. Es en este momento donde se reconoce la profunda desigualdad social y racial de la Nación en la construcción de un Estado Democrático y representativo; pero dicho reconocimiento no se pragmatiza por el desconocimiento racial que habían en las elites criollas y por el caos que se ocasionaba sin un proceso educativo previo, así que la propuesta se aplazó y en vez de esto se aplicó por Bolívar un modelo híbrido; una ideal calcada de las instituciones inglesas y de la Roma Republicana, adaptándolas a las circunstancias de la actual República[35], con lo cual Bolívar pensó en mantener una supuesta unidad y crear un Estado Nación fuerte con equilibrio entre elementos democráticos y aristocráticos, liberales y conservadores, que el Estado deberá tener en su forma de gobierno, para no recaer en dependencia externa.

Posterior a todo esto, la construcción de la Nación queda a disposición, por así decirlo, de un Estado central de corte moderno, el cual negocia y articula su ámbito de poder con los poderes ya existentes en la sociedad, representados entre liberales y conservadores, en los cuales se evidencia la exclusión y el arraigo localista por la toma del poder a costa de lo que fuese. En esta época, las redes de poderes existentes en el Estado se crean coaliciones y alianzas de diferentes índoles para la toma del poder central del Estado, lo cual refleja “una articulación desde arriba, desde la burocracia del estado central y las clases dominantes locales junto con su clientela respectiva”[36].

Pero este tipo de orientaciones de unidad política – administrativa muestra “una profundización del estado en los poderes locales y regionales, los cuales buscan aliarse con otras facciones de otras regiones aun cuando sus intereses sean diferentes, esto recrea varios proyectos de unidad nacional, cuyos promotores necesitan el apoyo de otras oligarquías regionales y locales para lograr la hegemonía de la sociedad nacional. Con todo esto, se logra una articulación más profunda aun, ya que a través de la necesidad de la legitimación electoral se obligó a los partidos a una relación más igualitaria o menos desigual con la inclusión de nuevos estratos sociales en la vida pública y la emergencia de facciones desde los sectores populares, lo que permite que algunos grupos subordinados asciendan “desde abajo” a cierto grado de participación en los aparatos del Estado.

Con este tipo de inclusión y participación en la vida pública de nuevos estratos sociales, se plantea una integración vertical que produce relaciones de poder horizontales hasta el punto tal que se plantearán nuevos proyectos políticos de integración nacional que reconocerán y reivindicarán nuevos grupos y facciones sociales y políticas en las estructuras del Estado en Colombia.

No obstante, cabe decir que antes de dicha constitución ya había una relación entre Estado y minorías, pero el país tenía una sola representación de su identidad, según la cual éramos mestizos, es decir, un país mezclado; sin embargo, solo hasta el 91 se reconocen las diferencias étnicas y culturales en donde Colombia es declarado un país pluriétnico y multicultural.

De esta manera, en Colombia como en otros países de Latinoamérica las visiones constitucionales del Estado moderno y sus perspectivas sociojurídicas teorizan una estructuración jerárquica del estado, en donde sus principales componentes son: el gobierno, los aparatos de poder, los órganos de control, el territorio y la Nación. Esta teoría estructural de Estado moderno ha incidido en las ideologías del gobierno central y el rumbo que este le ha dado a los elementos de la nación, como estructura misma del Estado.

A partir de esta posición de la estructura del Estado moderno, planteo que en las actuales condiciones de dominación política y de austeridad económica, la nación (mucho menos los grupos y Comunidades en Colombia que en este caso serian naciones) pueden ser vista ni entendida como una estructura del estado, ya que en esta condición, la diversidad y la diversalidad cultural en estos grupos, no está representada pragmáticamente, en la estructura representativa del Estado, ni está legitimada en el.

A razón de lo anterior se puede evidenciar que a causa de esta visión política y en gran medida constitucionalista, sumado a un modelo económico hegemónico y homogenízante; la visión pragmática de Nación que pesa, es la que se hace centralista por intereses políticos y económicos, fundados por el estado moderno, relacionados con una sociedad contemporánea con “ismos” de modernidad, sustentada bajo principios políticos neoliberales y utilizada por un sistema económico capitalista y consumista.

En este sentido se plantea a la luz de la realidad de la cuestión nacional, que el elemento más valioso en Colombia con relación en la construcción de Nación deben ser Las comunidades y su valor está dado en los aportes culturales que estas hagan y sean tenidos en cuenta para dicha construcción. Es de esta manera en que este componente de la nación incorpora su sistema de conocimientos desde lo regional, autónomo, indígena y afrodescendiente, para una nación con un ethos cultural heterogéneo, el cual permite el que se adquieran otras capacidades intelectuales y organizativas, otros múltiples saberes y talentos, tanto científicos, como artísticos y literarios y sin duda alguna otras formas de organización productiva para el Estado moderno.

Es cierto afirmar, que el Estado moderno Colombiano aunque reconoce un país pluricultural y multiétnico, no garantiza ni protege su afirmación, ya que en su constitución como Estado, esta detectado en la realidad, el abandono y la ausencia de sus comunidades, lo que se ve manifestado en su atraso educativo, la pobreza, la inflación, el desempleo, la corrupción, la inestabilidad política, la criminalidad, la ilegalidad, la discriminación e inequidad que presenta la sociedad.

Habrá quienes se pregunten ¿Si el Estado Colombiano garantiza y protege sus comunidades se podrá salir o corregir la profunda crisis social? También habrá quienes digan y afirmen que la solución no está ni en garantizar, ni en proteger las comunidades, sino en reformar el estado y su visión moderna. Habrá otros que afirmen que la construcción, reconstrucción o deconstrucción de nación no es trascendental para la solución de los problemas de la crisis social que presenta el supuesto Estado moderno Colombiano y ni que decir de los que afirmaran que el problema de la crisis social está dado por la improductividad del Estado en que su producción las manejan “otros” foráneos.

Es en mi visión, un Estado Colombiano “moderno” con una mínima capacidad para desempeñar funciones básicas, como la garantía de la seguridad ciudadana, la educación y el trabajo para todos. Es este mismo estado que desde hace decenios desgastó y acabó instituciones, agudizó y perpetuó violencia endémica, debilitó los canales de comunicación entre sociedad civil y estado, fragmentó la sociedad, debilitó el modelo democrático, desgastó su legitimidad y desdibujó la gobernabilidad. Fue y es en este mismo estado el que incubó un gobierno aparentemente representativo de la nación, con incapacidad de controlar situaciones conductivas y en cambio sacó provecho de ellas, creando corrupción y narcotráfico a la vez. Es este estado el que produjo que en sectores medios y populares se manifiesten sentimientos de desesperanzas, de apatía y de abstención electoral.

Es este Estado el que ha pretendido y ha tenido como parte de su estructura la construcción e imposición de una Nación en Colombia. La pregunta que surge de toda esta encrucijada es, ¿habrá una posibilidad que desde esta posición de estado, como organización política se pueda construir una Nación en Colombia? Y si la hay ¿de que manera y con que elementos se cuenta para poder construir dicha Nación?, y si todo esto es posible, ¿Qué tipo de gobierno y cual seria el proyecto político que se debe proponer para dicha tarea?, por que es sabido que la función del Estado moderno y sus políticas giran entorno a la concentración de poder en un gobierno que plantea proyectos políticos para la búsqueda de una homogenización poblacional, una cultura con elementos y símbolos en común, una lengua global y una unida político administrativa. Otra cuestión que hay que resolver es si bajo esta dirección de gobierno del Estado moderno se puede repensar el hecho de que si sea posible que se plantee una construcción de nación que involucre todos los grupos y comunidades presentes.

Ahora bien, en las actuales condiciones del Estado en Colombia con relación al reconocimiento e inclusión de varias “presencias” en la vida de la Nación colombiana que se concretiza en la constitución del 91 ¿Qué mecanismos comunicativos y alternativos deben proponerse desde el mundo académico sociológico para propiciar la puesta en marcha de un proyecto político incluyente, integrador pragmático en la construcción de nación que disipe la disparidad y desigualdades sociales y culturales en un estado moderno capitalista como el nuestro? o ¿será más positivo pensar en proponer desde el mundo académico sociológico un proyecto político de reconfiguración del Estado actual? o ¿talvez será mejor seguir analizando los hilos históricos y las categorías sociológicas que se entrecruzan y se entretejen en la concretización de un Estado y en la reducción de las naciones del mismo?

En este sentido y para concluir, la duda que merodea está relacionada con que se puede evidenciar una Nación sujeta a las disposiciones políticas de un Estado, el cual plantea tensiones y ambigüedades en sus cuadros y facciones políticas, por la búsqueda de una supuesta unidad y homogeneidad social y cultural que no se ha podido alcanzar, en un largo y complejo proceso histórico social, pero que se piensa que reconociendo y garantizando unas diferencias culturales, raciales, geográficas territoriales y políticas, ¿Se podrá por lo menos integrar una sociedad desigual en una Nación pluricultural y multiétnica en un Estado moderno homogenizante y oligarca aún?

Lo que es de análisis en este momento y a partir de lo que plantea Anderson en relación a la construcción de Nación sobre “… la destilación espontánea de un cruce complejo de fuerzas históricas discretas, que produjeron elementos culturales, sociales y políticos en una diversidad de terrenos de colectivos humanos, transplantados en ideologías de facciones emergentes…”[37], es lo que hay que desentrañar en lo sucedido hasta el momento desde la Constitución del 91, en donde se hace una inclusión garantizada y legitimada de nuevos grupos humanos en la vida social, política, cultural y jurídica del Estado y por ende de la Nación que este plantea, y después de este análisis lo próximo en comprender será la forma como desde la Nación pluricultural y multiétnica propuesta en la Constitución del 91 se origina y se conforma un Estado en realidad soberano y lógico de derechos, que no solo legitime e institucionalice, sino que reivindique y represente la diversidad y la diversalidad de los pueblos que conforman la gran Nación Colombiana.
å Addiel Jonathan Soto Solano, Estudiante de Sociología de la Universidad Popular del Cesar.
[1] González, Fernán, Citando a Pierre Bourdieu y Pierre Rosavallon en: Estado, Política y Sociedad, Problemática Construcción del Estado Nacional en Colombia, (Copilador), Armando Antonio Guerrero, Centro de Documentación e Investigación Histórica Regional, División Editorial y Publicaciones UIS, Bucaramanga, 2006
¨ Politólogo de la Universidad de los Andes, Historiador de la Universidad de California en Berkeley, Investigador del CINEP, Bogota.
[2] Benedict Anderson, Comunidades Imaginadas. Fondo de Cultura Económica, 1993, Buenos Aires. Introducción Pág, 23
[3] Ibid. Pág 20.
[4] Gellner, Ernest, Naciones y Nacionalismos. Alianza Editorial, Madrid, 1997, Pág. 78
[5] Ibíd. Pág. 83
[6] Ibíd. Pág. 28
[7] Hobsbawm, Eric, Naciones y Nacionalismos desde 1970, Editorial Critica, Barcelona, 1992, Pág. 29
[8] Wikipedia
[9] Ibíd. Pág. 41
[10] Ibíd. Pág. 42
¨ Entiéndase por Nacionalismo en Hobsbawm: Principio que afirma que la unidad política y la unidad Nacional deberían ser congruentes.
[11] Smith, Anthony, La Invención de la Nacían. Lecturas de la Identidad de Herder a Himi Bhaba. Editorial Manantial, Buenos Aires. P.p 185 - 209
[12] Ibíd. Pág. 193
[13] Ibíd. Pág. 194
[14] Ibíd. Pág. 203
[15] Chaterjee, Partha, Comunidad Imaginada ¿Por quien?, Traducción de Julio Maldonado Arcon para la Revista Historia Caribe Vol II. Colombia. Nov. 2002.
[16] Ibíd. Pág.
[17] Ibíd. Pág.
[18] Chaterjee, Partha, La Nación y sus Campesinos. Debates Postcoloniales: Una Introducción a los Estudios de la Subalteridad, Compilación de Silvia Rivera y Rossana Baragan. Editorial Historias – aruwiyiri - Shepis, Bolivia 1997 Pp. 195 – 210.
[19] Ibíd. Pág. 198
[20] Ibíd. Pág. 205
[21]Colby, Nugent, Estado y Nación Desde el Margen: Reconfigurando la Arena Moral en el Perú Durante el Siglo XXI, Dilemas del Estado Nacional II Parte: Imaginación Local y Modernidades Alternativas, Ciesas, México, 2001, Pp. 105 - 156
[22] Ibíd. Pág. 105
[23] Esta idea del origen del estado nación en Europa (Francia e Inglaterra) es tomada de Fernán E. González, en la Problemática Construcción del Estado Nacional en Colombia, en Estado, Política y Sociedad (Copilador), Armando Antonio Guerrero, Centro de Documentación e Investigación Histórica Regional, División Editorial y Publicaciones UIS, Bucaramanga, 2006. Pp. 219.
[24] González, Fernán, Estado, Política y Sociedad, Problemática Construcción del Estado Nacional en Colombia, (Copilador), Armando Antonio Guerrero, Centro de Documentación e Investigación Histórica Regional, División Editorial y Publicaciones UIS, Bucaramanga, 2006. Pág. 26
[25] Ibíd., Pág. 27
[26] Martínez, Garnica, El Legado de la Patria Boba, Universidad Industrial de Santander, SIC, Bucaramanga, 2001
[27] Múnera, Alfonso, El Fracaso de una Nación. Región, Clase y Raza en el Caribe Colombiano (1717 – 1810), Banco de la Republica y El Ancora Editores, Bogota, 1998.
[28] Colmenares, German, Las Convenciones Contra la Cultura, Tercer Mundo editores, Bogotá, 1986.
[29] Restrepo, José Manuel, Historia de la Revolución de la Republica de Colombia, Bedout, Medellín 1969.
[30] Jaramillo, Uribe, Jaime, Nación y Región en los Orígenes del Estado Nación en Colombia, Tercer Mundo Editores y Ediciones Uniandes, Bogota, 1989
[31]Jaramillo, Uribe, Jaime, Nación y Región en los Orígenes del Estado Nación en Colombia, Tercer Mundo Editores y Ediciones Uniandes, Bogota, 1989
[32] Múnera, Alfonso, El Fracaso de una Nación. Región, Clase y Raza en el Caribe Colombiano (1717 – 1810), Banco de la Republica y El Ancora Editores, Bogota, 1998.
[33]Restrepo, José Manuel, Historia de la Revolución de la Republica de Colombia, Bedout, Medellín 1969.
[34] Martínez, Garnica, El Legado de la Patria Boba, Universidad Industrial de Santander, SIC, Bucaramanga, 2001
[35] González, Fernán, Estado, Política y Sociedad, Problemática Construcción del Estado Nacional en Colombia, (Copilador), Armando Antonio Guerrero, Centro de Documentación e Investigación Histórica Regional, División Editorial y Publicaciones UIS, Bucaramanga, 2006. Pág. 35
[36] Ibíd., Pág. 41
[37] Benedict Anderson, Comunidades Imaginadas. Fondo de Cultura Económica, 1993, Buenos Aires. Introducción Pág, 23

¿LA LUCHA DE CLASES HOY?

[1]Ferney Asdrúbal Rodríguez S.

“La vida social es en esencia practica,
Todos los misterios que descarrían la
Teoría hacia el misticismo, encuentran
Su solución racional en la práctica
Humana y en la comprensión de esa
Practica”.
Karl Marx 8º Tesis sobre Feuerbach



El epígrafe que sustraigo de la obra – Tesis sobre Feuerbach – de Karl Marx, plantea que toda teoría “encuentra su solución racional en la (s) práctica (s) humana (s) y en el conocimiento de fondo de tales prácticas. En este sentido me propongo en esta ponencia pensar y por supuesto recontextualizar la categoría de <> trabajada en sentido estricto por el sociólogo alemán Karl Marx. No obstante “la lucha de clases no es un invento de Marx y por lo tanto Marx ni Engels fueron los primeros en descubrir la existencia de clases y sus luchas “en la historia”[2].

Bajo la motivación antes señalada de recontextualizar la categoría de <> planteó la siguiente cuestión fundamental: ¿Cuál es el carácter que reviste en términos de <> la categoría de <> hoy en los albores del siglo XXI .

A la luz de tal pregunta – problema – planteó 4 ideas hipotéticas, en las cuales expongo en cada una de ellas, varios ejemplos.

De acuerdo con las circunstancias políticas, económicas, culturales y sociales, en la que se ubica la sociedad de hoy y que reviste calificativos como la era de la globalización, de la sociedad del conocimiento o de la información, que incluso – para el debate – algunos como Norbert Lesner la han llamado postmodernidad. Se hace necesario exponer la idea que la <> hoy, tal como lo planteó Marx en su tiempo, no existe, ha claudicado, se ha extinguido de la praxis que valida la teoría. Sin embargo, si llegara ha existir tal vez podríamos pensarla desde su factible ¿invisibilización de la lucha de clases hoy?.

Si en efecto existiera la lucha de clases hoy, me pregunto ¿en que condiciones políticas, económicas, culturales y sociales, se manifiesta en las prácticas humanas? Y a su vez desde la perspectiva política ¿Qué sentido tendría desde Marx y el marxismo, la <> hoy, en relación al modelo político de gobierno llamado democracia?.

Para tal teleología de la ponencia me propongo aproximarme a una sistematización del fenómeno de la <>, con el objeto de hacer más explícita la exposición de los argumentos: En primer lugar are retrospectivamente una teorización – histórica – de la categoría de <> en el pensamiento de Marx y de algunos neomarxistas como Poulantzas, con el fin de comprender mejor el análisis de la categoría de <>. En segundo lugar desde la misma perspectiva histórica, explicare lo que yo llamaría las subcategorías que configuran la lucha de clases, como lo es la <>, y tercero con base en las ideas hipotéticas planteadas, expondré los fundamentos que explican los cambios en la <> hoy.

I

La categoría de <> fue trabajada con rigor por Karl Marx en casi todos sus obras y sin embargo como si fuera una paradoja se dice que “sorprendentemente – el sociólogo de Tréveris – no proporcionó un análisis sistemático del concepto categórico de clase”[3], se afirma que el análisis sistemático sobre el tema quedó inconcluso en el último libro de El Capital. Así mismo a través de las diversas obras de Marx se destacan distintas interpretaciones del fenómeno, donde no se contradice el sociólogo alemán, lo que explica en su efecto el carácter dialéctico y la madures del autor con el tratamiento de las categorías utilizadas en su vida intelectual.Pregunto, ¿Qué era lo que quería decir Marx con clase social? Según Anthony Giddens sociólogo inglés – a quien cito -. “Para Marx, una clase es un grupo de personas que tienen una relación común con los medios de producción… las dos clases principales son la de quienes poseen los medios de producción – los industriales o capitalistas – y la de aquellos que venden su fuerza de trabajo – la clase obrera o en el término que Marx suele referirse y que ahora resulta bastante arcaico, el <>[4]”. Marx sin embargo fue más allá de tal distinción de las dos clases, pues descubrió que dicha relación en la dinámica que se presentaba no era idílica, y si por el contrario observó que tales “relaciones entre las dos clases se basaban en relaciones de explotación”[5].

Para Harnecker, citando a Lenin señala que este define las clases sociales así: “las clases son grandes grupos de hombres que se diferencian entre si, por el lugar que ocupan en un sistema de producción históricamente determinado, por las relaciones en que se encuentran frente a los medios de producción (relaciones que las leyes fijan y consagran), por el papel que desempeñan en la organización social de trabajo y por consiguiente, por el modo y la proporción en que perciben la parte de la riqueza social de que disponen.

Las clases sociales son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse del trabajo del otro por ocupar puestos diferentes en un régimen determinado de economía social”[6], es decir la explotación económica de una parte de la sociedad por otra es la base de la formación de las clases. “Para expresarnos con brevedad, diremos que el antagonismo de clases no es otra cosa que el antagonismo entre el grupo de los explotadores y de los explotados”[7]. Para Nicos Poulantzas lo dicho anteriormente en síntesis por Georges Friedmann y otros marxistas ortodoxos como Lenin, no es más que “otra deformación de la teoría marxista de las clases sociales: la interpretación “economista”, que constituye de hecho el equivalente invariable de la corriente representada por el “voluntarismo” del joven Lukács. La clase social se localizaría sólo en el nivel de las relaciones de producción, concebidas de una manera economista, es decir, reducida al lugar de los agentes en el proceso del trabajo y a sus relaciones con los medios de producción”[8]. Aunque “el marxista estructuralista”[9] de Poulantzas no quiera aceptar tal determinismo, más adelante en su obra (poder político y clases sociales en el Estado capitalista) intenta darle un giro al determinismo económico. Poulantzas señala “en realidad, puede comprobarse que los análisis de Marx relativos a las clases sociales se refiere siempre, no simplemente a la estructura económica – relaciones de producción -, sino al conjunto de las estructuras de un modo de producción y de una formación social y a las relaciones que mantienen ahí los diversos niveles… “es decir como si” todo ocurriera como si las clases sociales fueran efecto de un conjunto de estructuras y de sus relaciones, o sea: 1) del nivel económico, 2) del nivel político y 3) del nivel ideológico”[10]. Esto significa en suma que las clases sociales son un “efecto global de las estructuras en el dominio de las relaciones sociales”[11]. De esta forma se determina cual es el lugar histórico de los agentes “en relación con las estructuras de un modo de producción y de una formación social”[12].

No obstante, lo sustancial es ubicar en el pensamiento de Marx y de los neomarxistas la categoría de <>. Esta categoría en su efecto solo es comprensible si tomamos como punto de partida – materialismo histórico – el papel fundamental de lo económico o de la explotación económica en la configuración de dos clases antagónicas irreconciliables. Estas dos clases descansaron en el pensamiento de Marx en la burguesía por una parte y por otro lado en el – dinosaurio – concepto hoy de proletariado. Este antagonismo de clases “sólo significa que en una sociedad de clases dadas, existen clases que tienen intereses económicos opuestos, es decir, que desempeñan funciones opuestas en la producción, la circulación y en la vida social en general”[13]. Es esta contradicción económica que genera un profundo conflicto entre dos clases antagónicas, que en últimas es lo que origina necesariamente la <> por sus intereses de clases.

Para Poulantzas “las prácticas de clases no son analizables sino como prácticas conflictivas en el campo de la “lucha” de clases, compuesta de relaciones de oposición… la “lucha” de clases, y hasta la existencia misma de las clases, son el efecto de las relaciones de las estructuras, “es decir”, las contradicciones de las estructuras en las relaciones sociales: ellas definen, en todos los niveles, relaciones fundamentales de dominación y de subordinación de las clases, en las prácticas de clases”[14].

Ahora bien Marx y Engels en el manifiesto del partido comunista nos dicen “la historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases” y “la lucha de clases es el motor de la historia” y en la Miseria de la filosofía nos dice Marx “toda lucha de clases es una lucha política”. ¿Qué significan estas tres ideas en conjunto? Significan que no se puede entender la historia como un proceso inmune, distante de cualquier práctica política, pues la historia, es la historia de la política y la política es la dinámica de la historia de todas las sociedades, es decir, “la política hace alusión a un elemento dinámico en la historia de su desenvolvimiento. Empero, sabemos también que el criterio de periodización que ofrece Marx, se basa en el concepto de modo de producción bajo el cual podemos diferenciar una sociedad de otra y una etapa histórica de otra”[15]. Sin embargo Poulantzas advierte que en el materialismo histórico “el concepto de historia no tiene nada que ver con el devenir lineal simple”[16] antihistórico, de los historicistas marxistas anacrónicos. Perspectiva esta que comparte Mannheim. Esta autor señala que “el devenir no lo podemos calcular a priori lo que debería ser una cosa ni lo que será. Solo podemos ejercer una influencia sobre la tendencia general del proceso práctico y dialéctico del devenir”[17]. En razón a lo anterior debemos entender entonces cuales son las dimensiones de la <> sobre su influencia en el devenir, las cuales no se entenderán, sino se ejerce esa acción de la <> sobre la tendencia general del proceso práctico. Esas dimensiones de la <>, Poulantzas las entendió en dos sentidos: primero como lucha económica y segundo como lucha política. En la primera “se trata, por ejemplo como contradicciones entre las prácticas que tienden a la realización de ganancias y al aumento de los salarios”[18]y en la segunda, desdé de la lucha política que desde la perspectiva de los dominantes “tienden a la conservación de las “prácticas” y, las relaciones existentes; y las que tienden a su transformación”[19], en el caso de los dominados. Lenin, en cita que hace Poulantzas asegura: “no basta decir que la lucha de clases no llega a ser una verdadera lucha de clases, consecuente, desplegada, sino el día en que abarca el dominio de la política… de lo esencial: la estructura del poder del Estado”[20], pues es esta instancia, la superación del punto nodal, es decir, de la condensación de las contradicciones.

II


Cabe representarse en esta ponencia la categoría de <> la cual se encuentra muy ligada a la categoría de <>. La conciencia de clases no solo es una categoría trabajada por Marx, sino – también – por otros sociólogos que en analogía a ella le han dado otro nombre como el de <> en el caso de Mannheim (Ideología y Utopía).

La <>, es una expresión de los intereses de las clases y grupos de la sociedad. Es colectiva, no individual. Incluso, incluye una concepción de la “totalidad objetiva” del mundo y el reconocimiento colectiva de dichas condiciones materiales de existencia, lo que significa que los individuos pertenecen a una determinada clase social independiente de su voluntad. De tal forma un individuo tiene <> de pertenencia a una determinada clase social, cuando se siente orgánicamente participe y comprometido con los intereses de la misma a todos los niveles (especialmente político). En consecuencia es la conciencia de pertenencia a una clase social con unas peculiaridades determinadas, con unos intereses colectivos singulares a las demás clases, lo que permite a sus miembros organizarse para la defensa de sus intereses y en favor de unos objetivos económicos y políticos que dinamitan – no solo dinamizan – la <>.

El antagonismo de clase crea primeramente la conciencia del antagonismo que opone las clases oprimidas a las clases dominantes y esta, la conciencia de la comunidad de intereses de la clase oprimida. “Al principio solo una pequeña minoría – tal vez intelectual – comprende que existen intereses comunes entre los miembros de una clases; pero poco a poco va apareciendo más clara esta conciencia de clase. Se experimenta la necesidad entonces de poseer órganos especiales que encarnen la conciencia más clara de la clase. De esta necesidad nacen los partidos políticos (movimiento proletario y partido comunista) que agrupan a los elementos característicos de una conciencia particular clara de la situación y de las tareas que ésta impone a dicha clase”[21]. Así mismo asegura el sociólogo francés Georges Friedmann “el grado más elevado de conciencia de clases reside en la comprensión científica de la naturaleza de las clases y de sus leyes de desarrollo, teniendo por base el materialismo dialéctico”.[22] En base a esta cita me planteó lo siguiente: la clase social oprimida de la cual hace parte de la clase obrera en Marx ¿alguna vez ha alcanzado una alta comprensión científica de su naturaleza de clase? Si le preguntamos ha un obrero – hoy o como diría Marx a un proletariado – si sabe ¿Qué es el materialismo dialéctico e histórico? ¿Usted que cree que respondería?

III


Hemos llegado a un punto fundamental, donde no es preciso preguntarnos sobre la <>. No obstante como ya lo había advertido se hace necesario pensar sobre cuatro ideas hipotéticas y una variedad de ejemplos que subyacen en el fondo de tales ideas.

1. El fracaso rotundo del proyecto de la sociedad comunista en la antigua unión soviética y con ella el fin de la guerra fría en el mundo, abrieron las puertas de la historia de las sociedades, para la consolidación en absoluto de los nuevos cambios sociales que trae la profundamente instrumentalizada globalización. Estos cambios y transformaciones de la sociedad del tiempo real, hace necesario plantearnos el papel que juega la teoría de Marx en la sociología y en especial la categoría de <> hoy. “Parece que los cambios sugieren que presenciemos una decadencia sustancial del interés por la teoría marxista entre los sociólogos”[23]. Sin embargo, la mayoría de los sociólogos que han adoptado una perspectiva marxista o marxiana tienen un profundo y largo compromiso con ella, pero con escepticismo siguen creyendo que “ninguno de ellos – intelectuales decimonicos – abordaba los problemas de su tiempo con el análisis implacable de Marx, con el rigor de su método, con la limpieza de su crítica, con el sentido revolucionario de la historia”[24].

La <> hoy se ha extinguido, las prácticas sociales de la vida cotidiana así parecen confirmarlo. A nadie le interesa llegar hoy a una comprensión clara de sus intereses y del antagonismo de intereses con las demás clases, incluso en la practica se hace complejo para el observador determinar una circunstancia de lucha de clases. Sin embargo soportado en la realidad empírica que ejemplarizo y que deforma la teoría señalo:

a) Primer ejemplo la clase obrera en especial la sedimentada en el sindicado de la Unión Sindical Obrera (USO) y que en la relación antagónica representa la clase oprimida, ¿Por qué es tan exclusiva y a su vez tan excluyente?. En término de teorías y praxis la idea genuina de Marx en el caso de la USO en Barrancabermeja en sus luchas obreras logró reivindicar para así grandes beneficios laborales que son incuestionables, pero sin embargo su ego colectivo y excluyente también logró para así otras clases de beneficios, verbigracia cuatro libras de carnes semanales por hijo, el pago del 120% de la educación superior para sus hijos, tener para sus hijos dos escuelas: la Miramar y la infantas y dos colegio el Rosario y el colegio Luis López De Mesa todos con transporte incluido, además tienen derecho a cinco clubes: el club Miramar, más club Miramar sede campestre, el club infantas, el club de Mares del Centro de ECOPETROL y el club Internacional de Golf. A lo único que tienen derecho el resto de la sociedad marginada y excluida es a estudiar en el colegio la USO, que apropósito solo funciona en la nocturna y sus matriculas y mensualidades son elevadas. Frente a esto me pregunto ¿Qué oprimido no merece este bienestar? ¿Cuál es la lucha de clases que en la práctica expone la USO? O será ¿Qué hay una nueva desformación de la teoría marxiana en el caso de la USO?

b) El proletariado, estuvo – según Jesús Martín Barbero “dedicado en los tiempo de la modernidad industrial a la ejecución de tareas fijas, fuertemente repetitivas y delimitadas de una vez para toda la vida, con pocos cambios a todo lo largo del día y de la vida”[25] hoy día ya no se habla de proletario sino de empleado, este empleado en la actual sociedad de mercado para desempeñarse laboralmente deberá ser en el mejor de los casos profesional, pues se dice que “la profesión pasa rápidamente a estar asociada a la creatividad, la iniciativa, la innovación y esto no existe sino es dentro de la lógica de la competencia del mundo de hoy”[26]. Así mismo hay que entender en este tópico que “el nuevo capitalismo neoliberal no funciona con sindicatos fuertes. De alguna manera no solo los vuele innecesarios sino imposible. ¿Por qué? Porque ahora, es el individuo el que es responsable de las actividades, es el individuo el que es puesto a competir con sus propios colegas”[27]. Otra forma de ver imposible e innecesarios los sindicatos son la venta de acciones de las empresas a los trabajadores, las cooperativas de empleados, así como las nuevas formas de legislación, contractual en el derecho laboral internacional. Por ejemplo en el caso colombiano hoy con la ley 50 de 1990 los contratos se han caracterizados en dejar presente inseguridad laboral como acontece en los contratos a término fijo. Igual sucede, con las vinculaciones a través de la carrera administrativa y, los de libre nombramiento y remoción (puestos políticos), las llamadas sociedades unipersonales, entre otros.

c) Otro pequeño ejemplo y que también me parece válido es el hecho de que los que se creen revolucionario en la universidad del Atlántico asistieron al Teatro Amira de la Rosa el pasado 6 de octubre de 2005 a observar y venerar los gustos aristocráticos de la (s) clase(s) dominante de Barranquilla. Ese día en el teatro se realizó un festival de “coro”, donde se pudo observar que los grupos de coro que se presentaron denotaron ser de una clase alta privilegiada de la ciudad, por el conjunto de características que individualmente y en conjunto presentaban los participantes en el festival de coro. De los siete grupos que escuché, en ninguno había un negro o moreno, todos eran blancos, rubios, los cuales observé que antes y después del evento se transportaron en carros particulares lo cual despeja toda sospecha sobre sus condiciones materiales de existencia. Lo anterior explica dos cosas: 1) Ningún estudiante que se cree revolucionario en la Universidad del Atlántico en el fondo le interesa transformar las estructuras en las dimensiones económicas y políticas, pues prefiere disfrutar los gustos refinados de la clase alta que se muestra en estos espacios “a veces abiertos”, y 2) Se demuestra en la materialidad fondo que ningún estudiante le interesa asumir -en términos marxianos- una fuerte <> conducente de la <>.

d) Después de Mayo de 1968 en Francia, no ha existido otro hecho social donde se vislumbre una condensación de las contradicciones, que aspiren bajo la <> la transformación de las estructuras. Sin embargo se dice que en Mayor del 68 no se intentó en ningún momento la superación del punto nodal, sino simplemente la reivindicación de los derechos de la clase obrera y de los estudiantes que reclamaban entre tantas cosas mayor extensión de la educación pública. De esta forma las universidades públicas en Francia y por supuesto en el mundo, como sucedió en Colombia se masificaron, lo que permitió que las clases excluidas y desfavorecidas por décadas pudieran educarse y abrirse caminos hasta los niveles más altos del sistema social y económico en términos de <>.


2. Contrario al anterior punto, también es factible pensar que hoy como en el ayer – siglo XIX – la categoría de <> conserva su vigor en la praxis social puesto que aun se mantienen prácticas inhumanas en las relaciones sociales de producción y con ello en todas las relaciones social fuera de la esfera productiva. No obstante ese carácter de explotación parece ser desde la categoría que propongo una invisibilización de la lucha de clases hoy. Hablo de invisible, porque me parece que dentro de las lógicas del sistema capitalista existe, la intención consciente por parte de los <> de invisibilizar la <>, con el objeto de cosificar y mantener equilibradas las estructuras del sistema económico y político.

Los instrumentos fundamentales más importantes en el proceso de invisibilización de la <> son la televisión y la radio que en la era de la información algunos intelectuales como Giddens señalan que “la televisión hace la historia” y que ya no es la lucha de clases la que se constituye como el motor de la historia o como diría Horkheimer la televisión engendra “la estupidez subjetiva tal como ésta viene prefigurada en la idiotización objetiva de todo contenido vital”[28]. En este sentido la televisión a través de reality, las novelas y otros tipos de programas nos muestran esa sociedad idilicas sin fronteras de clases.

En el caso de la radio por ejemplo una emisora local, de la ciudad de Barranquilla organizo en el mes de octubre de 2005 un concierto con diez cantantes en las playas de Puerto Colombia, en el evento se pudo observar que asistieron personas de todas las clases sociales. Allí todos como sociedad armónica e integrada en lo profano del dios Dionisiaco, disfrutaron del concierto gratuito que les regaló una emisora local. De esta forma asistimos al ocultamiento e invisibilización de las contradicciones de clases, que las condiciones materiales de existencia determinan para la comprensión histórica de cual es la clase a la que se pertenecen.

Hasta este punto he expuesto las dos primeras ideas hipotéticas, con los ejemplos, que subyacen en ella. Ahora tratare de exponer las últimas dos ideas inmanentes a ella, con sus respectivos ejemplos. Con el deseo de no generar confusión las dos ideas restantes las continuaré tratando según el orden numérico precedente.

3. Si damos por hecho que la <> realmente existe en medio de esa invisibilización que nos presenta en la sociedad global, entonces ¿Cómo es posible afirmar que realmente existe?

Para comprender esto, debemos de partir del reconocimiento que las prácticas de la <> hoy realmente han cambiado en el proceso práctico de manifestarse su lucha política y económica, es decir la relación antagónica de las dos clase en contradicción tal como las comprendió Marx en su drama intelectual, reviste hoy otro carácter en el cual los abismos entre explotadores y explotados en la <> en especial política se muestran reducidos no por el interés de las clases dominantes, sino por el hecho sociológico, que estas sociedades tienden hacer cada vez más desencantadas políticamente o apolíticas en relación a la sociedad del siglo XIX. Este sentido apolítico hace que la <> que necesariamente se debe basar sobre una <> sea hoy una cuestión desenfocada de las clases.

Sin embargo tal <> es posible observarla a través de las convergencias sociales, es decir en las agremiaciones de grupos de presión como: los sindicatos, los movimientos feministas, estudiantiles, las organizaciones comunales, entre otros, que en su fin “no tienen el interés de transformar” el “punto nodal”, sino la reivindicación de una vida más justa y digna.

4. Desde la perspectiva política ¿Qué sentido tendría desde Marx, el marxismo y tal vez del “neomarxismo”, la <> hoy, en relación al modelo político de gobierno llamado democracia?

Los marxistas anacrónicos aún creen en algunos casos que “la lucha del proletariado no puede ser hecha en nombre de la democracia, sino en contra de la democracia”[29]. Es bien sabido que la democracia hace parte de la naturaleza del Estado burgués y, que es el Estado burgues, por lo menos en términos formales, el único que ha creado un modelo de gobierno más viable que todos los anteriores en la historia. No obstante la democracia en términos reales, es el modelo de gobierno más contradictorio, imperfecto en la historia. Sin embargo, hasta el momento no existe una teoría mejor que plantee una nueva forma de gobierno. Incluso los socialistas, han creado la <> con el fin de asumir un discurso político más coherente y menos utópico – aunque Marx y los nostálgicos marxistas lo nieguen – que la sociedad comunista sin clases sociales (defendida dogmáticamente por los anacrónicos marxistas).

Finalmente para finiquitar esta ponencia diría: la <>, por ser irreconciliable en la práctica, no permitiría en ningún momento de ella, pensar en un modelo político como la democracia. La democracia exige ceder, exige ser pluralista, tolerante, la <> por su carácter doctrinal, antagónico no concilia, sino después de superadas las contradicciones políticas y económicas (punto nodal). Lo que significa en lo praxis de hoy, que necesariamente se deberá revisar reposadamente y con disciplina los presupuestos teóricos de la obra de Karl Marx y el marxismo, pues tengo la convicción de que Marx, como los teóricos del marxismo aun tienen vigencia, siempre y cuando con rigor se reflexione profundamente; sobre los imperativos categóricos de tal corriente del pensamiento sociológico. (Ver nuevamente el epígrafe).

[1] Estudiante de IX Semestre del programa de Sociología de la facultad de Ciencias Humanas de la Universidad del Atlántico y estudiante de X Semestre de la facultad de Derecho de la Universidad Simón Bolívar. Miembro del grupo de investigacion, Sociología Del Cambio social y del grupo de investigacion, Derechos Humanos, Violencia Y Criminalidad En El Caribe Colombiano.
[2] FRIEDMANN, Georges. Introducción al materialismo dialéctico. Ed. A. Thalheimer. Pág. 116.
[3] GIDDENS, Anthony. Sociología, ciencias sociales. Ed. Alianza Editorial. Madrid 2002. Pág. 320.
[4] Ibid. Pág. 321.
[5] Ibid. Pág. 321.
[6] HARNECKER, Marta. Los conceptos elementales del materialismo histórico. Pág. 167.
[7] FRIEDMANN, Georges. Op, cit. Pág. 115.
[8] PULANTZAS, Nicos. Poder político y clases sociales en el Estado capitalista. Ed. siglo veintiuno editores. México. Pág. 68.
[9] MARTINEZ, Mesa Oscar. Aportes a la discusión sobre la teoría y la política en la lucha de clases. Poulantzas: ¿un genio extraviado? Revista Kabai de estudiantes de ciencias políticas de la Universidad Nacional – Sede Medellín. Medellín volumen 14 Nov. 2004. Pág. 76.
[10] POULANTZAS, Nico. Op. Cit. Pág. 68.
[11] Ibid. Pág. 70
[12] Ibid pág. 70
[13] FRIEDMANN, Georges. Op. Cit. Pág. 116.
[14] POULANTZAS, Nicos. Op. Cit. Pág. 100 – 101.
[15] CAÑIZARES, Andrés. BARBA, Raúl. HERNÁNDEZ, Martín. ¡Marx vive! Rev, Kabai de estudiantes de ciencias políticas de la Universidad Nacional – sede Medellín. Volumen 14. Medellín nov. 2004. Pág. 67.
[16] POULANTZAS, Nico. Op. Cit. Pág. 39.
[17] MANNHEIM, Karl. Ideología y Utopía ed. Fondo de la cultura económica. México 1993. Pág. 112.
[18] POULANTZAS, Nico. Op. Cit. Pág. 101
[19] Ibid. Pág. 101.
[20] Ibid. Pág. 41 - 42
[21] FRIEDMANN, George. Op. Cit. Pág. 120.
[22] Ibid. pág. 121
[23] Teoría sociología clásica. Ed. Mc Graw Hill, Madrid 1992, Pág. 184.
[24] PONCE, Anibal. Elogio del manifiesto comunista. Tomo III. Ed. Cartago. Buenos Aires, Argentina 1974. Cap. VI. Pág. 207.
[25] MARTIN, Barbero Jesús. La crisis de las profesiones en la “sociedad del conocimiento”. Rev. Nomadas. Subjetividades contemporáneas: producciones y resistencias. Bogotá, departamento de investigación Universidad Central. Abril de 2002 volumen No. 16. Pág. 180.
[26] Ibid. Pág. 180.
[27] Ibid. Pág. 180.
[28] HORKHEIMER, Max. Crítica de la razón instrumental Instrumental Institure of social research (Colombia university). Marzo 1946. Pág. 86.
[29] CAÑIZARES, Andrés; BARBA, Raúl. HERNÁNDEZ, Martín. Op. Cit. Pág. 66.

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